La Fiesta de las Frutas
Había una vez un hermoso jardín lleno de frutas. En este jardín vivían diez amigas: la manzana, la naranja, la papaya, el plátano, la uva, la pera, la piña, la sandía, el kiwi y la frutilla. Un día, decidieron hacer una gran fiesta. ¡Sería la mejor fiesta de todas!"¡Hola a todas!" – dijo la manzana, que era la primera en llegar.
"¡Hola, manzana!" – respondieron las demás con alegría.
"Hoy vamos a contar cuántas somos. Yo soy la primera.
La naranja dijo: "Yo soy la segunda. ¡Qué divertido!"
"Yo soy la tercera" – dijo la papaya, que siempre tenía una sonrisa.
"Y yo soy el cuarto" – agregó el plátano, moviéndose de un lado a otro.
"¡No se olviden de mí! Soy la quinta" – dijo la uva, que venía en grupo.
"Yo soy la sexta" – dijo la pera, muy orgullosa de su forma.
"Y yo soy la séptima" – gritó la piña, que tenía una corona en la cabeza.
"Yo soy la octava" – dijo la sandía con su gran sonrisa.
"Soy el noveno" – dijo el kiwi, que era pequeño pero muy valiente.
"Y por último, yo soy la décima" – anunció la frutilla con su vestido rojo.
Cuando todas estaban reunidas, la manzana dijo: "Vamos a hacer un concurso. ¡El que cuente más rápido los números ordinales ganará un premio!"
"¡Yo soy buena contando!" – afirmó la naranja emocionada.
"Yo también quiero participar" – dijo la papaya.
"¿Podemos contar juntas?" – preguntó la uva.
Las frutas comenzaron a contar juntas. Mientras contaban:
"Yo soy la primera",
"Yo soy la segunda",
"Yo soy la tercera",
"Yo soy la cuarta"...
Y así siguieron hasta llegar a diez.
"¡Lo hicimos!" – gritaron en coro todas las frutas. Estaban muy contentas.
De repente, un viento suave sopló en el jardín y aparecieron unas luces brillantes.
"¿Qué será eso?" – preguntó la sandía, asombrada.
"¡Son los globos de la fiesta!" – dijo la piña, emocionada.
Las frutas decidieron seguir contando los globos en el cielo:
"¡Miren! Hay uno, dos, tres, ¡cuatro globos!"
"Yo veo cinco" – comentó la pera.
"¡Y yo veo seis!" – agregó el plátano, señalando hacia el cielo.
"¡Mira cuántos globos!" – susurró el kiwi.
Después de contar todos los globos, se sintieron más unidas que nunca. Cada una era importante en la fiesta, igual que en su jardín. Finalmente, disfrutaron de la fiesta, bailaron y comieron ricas frutas frescas.
Al caer la tarde, se despidieron con un gran abrazo, recordando lo divertido que fue contar juntas.
"¡Hasta la próxima!" – dijeron todas al unísono, mientras prometían volver a reunirse otro día.
Y así, las diez amigas aprendieron a contar no solo los números ordinales, sino también lo valiosa que era su amistad.
Fin.
FIN.