La Fiesta de las Luciérnagas
Había una vez un prado lleno de amapolas y heno, donde las luciérnagas bailaban todas las noches bajo la luz de la luna.
Un día, decidieron hacer una gran fiesta para celebrar su amistad y el hermoso lugar en el que vivían. - ¡Chicos! ¿Qué les parece si hacemos una fiesta esta noche? - preguntó Luci, la luciérnaga más animada del grupo.
- ¡Sí! Será divertido - dijo Lila, otra luciérnaga que siempre se unía a las travesuras de Luci. Así fue como comenzaron a preparar todo para la gran noche. Decoraron el prado con guirnaldas hechas de flores y hojas, pusieron música y prepararon deliciosos bocadillos con miel. Todo estaba listo para pasar una velada inolvidable.
Pero cuando llegó la hora de empezar la fiesta, algo extraño sucedió: La luna no apareció en el cielo. Las luciérnagas se preocuparon mucho porque sin ella no podrían brillar tanto como querían.
- ¿Y ahora qué hacemos? - preguntó Lila angustiada. Luci pensó por un momento y dijo:- No podemos dejar que esto arruine nuestra fiesta. Tenemos que encontrar una solución creativa para brillar aún sin la luna.
Entonces tuvieron una idea genial: utilizaron los pedazos de tela blancos que habían colocado en los árboles como reflectores para reflejar sus luces y crear así un ambiente mágico e iluminado. Y así fue como lograron tener su propia luz y brillar más que nunca.
La fiesta fue un éxito, todos bailaron y se divirtieron hasta el amanecer.
Y aunque no tuvieron la luna, las luciérnagas aprendieron una valiosa lección: que cuando algo parece imposible, siempre hay una manera creativa de solucionarlo si trabajamos en equipo y ponemos nuestra imaginación a trabajar. Desde ese día en adelante, las luciérnagas siguieron disfrutando de sus noches de fiesta sin importar lo que pasara en el cielo.
Y cada vez que veían una amapola o un pedazo de heno, recordaban esa noche mágica donde descubrieron su propia luz.
FIN.