La Fiesta de los Amigos



Érase una vez en un colorido pueblo llamado Arcoíris, donde vivían muchos amigos. Un día, Lila, la conejita, decidió organizar una fiesta en su jardín. Quería que todos se divirtieran y se sintieran felices.

"¡Voy a hacer la mejor fiesta!" exclamó Lila emocionada. En su mente, ya visualizaba a todos sus amigos riendo, jugando y compartiendo deliciosos bocadillos.

Lila comenzó a hacer una lista de invitados. Quería que cada uno de sus amigos, desde la tortuga Timo hasta el pájaro Pipo, estuvieran presentes. Sin embargo, cuando llegó el momento de invitar a todos, se dio cuenta de que había un problema.

"¿Y si a alguno no le gusta mi fiesta?" dudó Lila, un poco nerviosa. Pero rápidamente se recordó a sí misma que la fiesta no sólo era de ella, era para todos. Así que decidió seguir adelante.

El día de la fiesta, Lila se despertó muy temprano. Decoró su jardín con globos de colores y flores brillantes. Hizo rica comida, como zanahorias glaseadas y pasteles de frutas. Cuando todo estuvo listo, comenzó a recibir a sus amigos.

"¡Bienvenidos, amigos!" los saludó Lila con una sonrisa gigante. Todos se sintieron felices de llegar y poder disfrutar de la fiesta.

Sin embargo, mientras todos jugaban y reían, Lila notó que el erizo Enrique se encontraba aislado bajo un árbol, viéndose un poco triste. Preocupada, se acercó a él.

"- ¿Por qué no te unes a la diversión con todos?" le preguntó Lila.

"- No sé… no tengo ganas de jugar..." respondió Enrique, mirando al suelo.

Pensando rápido, Lila tuvo una genial idea.

"- ¿Y si hacemos un juego que todos podamos disfrutar?" sugirió ella. "Podemos hacer una búsqueda del tesoro en el jardín. ¡Cada uno tendrá un rol importante!"

Enrique levantó la mirada. "- ¿De verdad crees que puedo ayudar con eso?"

"- ¡Claro que sí!" afirmó Lila. "Tu habilidad para esconder cosas es genial, podrías ser el encargado de esconder los tesoros. Así más amigos podrán participar."

Luego de esa conversación, Enrique se sintió mejor y se unió al grupo. Juntos comenzaron a preparar la búsqueda del tesoro. Lila explicó las reglas.

"- Todos deben encontrar las pistas y trabajar en equipo para llegar al tesoro final", dijo.

Lila sonrió al ver a Enrique sonreír mientras escondía las pistas por el jardín. La fiesta ahora tenía un nuevo giro y todos se veían muy emocionados.

Cuando comenzaron la búsqueda, los amigos corrieron por el jardín mientras buscaban con entusiasmo. Risas y gritos de alegría resonaban entre los árboles mientras todos se ayudaban mutuamente.

Al final, encontraron un gran cofre lleno de golosinas. Todos celebraron diciendo: "- ¡Hurra! ¡Hurra!". Enrique, con una sonrisa en su rostro, también celebró.

"- ¡Lo hice!" exclamó.

"- ¡Y lo hicimos juntos!" dijo Lila, mirando a todos sus amigos, cada uno feliz de haber participado.

La fiesta continuó con bailes, juegos y risas. Lila se dio cuenta de que la verdadera alegría venía de hacer sentir a cada uno incluido y feliz. La tarde se tornó mágica y cada uno de los amigos se llevó un lindo recuerdo de esa fiesta.

Y así, en el pueblo de Arcoíris, Lila aprendió que un buen amigo no solo invita a jugar, sino que también asegura que todos tengan su lugar en la diversión. Desde entonces, cada año celebraron juntos en un lugar especial, recordando siempre la importancia de la amistad y de hacer sentir a todos bienvenidos.

FIN.

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