La Fiesta de los Animales Navideños



Era una noche fresca de diciembre y en el bosque verde, un grupo de amigos animales se preparaba para la Navidad. Eran seis: Tico, el ardillita; Lola, la conejita; Rocco, el zorro; Mimi, la cierva; Pipo, el pato y Tula, la tortuga. Cada uno tenía su propio propósito para hacer de aquella Navidad, algo inolvidable.

- ¡Vamos a hacer la mejor fiesta de Navidad que pueda haber! - exclamó Tico con su energía característica.

- Sí, pero ¿cómo lo haremos? - preguntó Lola, alisándose las orejas.

- ¡Podemos decorar el árbol! - sugirió Mimi, mirando a su amigo con entusiasmo.

Justo cuando todos comenzaron a pensar en cómo adornar el gran pino en el claro del bosque, Rocco, que siempre tenía un toque de picardía, se le ocurrió una idea diferente.

- ¿Y si hacemos una competencia para ver quién puede traer el mejor adorno? - propuso, sonriendo.

A todos les gustó la idea, así que se dividieron en equipos y se marcharon al bosque a buscar adornos. Cada uno de ellos creía que traería algo especial.

Tico encontró unas bellotas brillantes que le parecieron perfectas. Lola, emocionada, cosechó flores silvestres de colores vibrantes. Rocco, astuto como siempre, recolectó un par de estrellas de mar que había encontrado cerca del arroyo. Mimi trajo ramas cubiertas de nieve, mientras que Pipo, al ser un pato nadador, se zambulló en el lago y atrapó unos reflejos de luz brillantes. Tula, la tortuga más lenta pero observadora, había traído con mucho cuidado una simple hoja dorada que había encontrado entre los arbustos.

- ¡Miren lo que conseguimos! - dijo Pipo, eufórico. - ¡Esto será increíble!

Todos los animales comenzaron a decorar el árbol, cada uno poniéndole su toque personal. Pero en medio de la diversión, se dieron cuenta de que algo faltaba.

- No tenemos luces - se quejó Lola, pensando en lo esponjosa y brillante que debía quedar su obra maestra.

- No se preocupen, yo tengo una idea - afirmó Tico y empezó a dar vueltas alrededor del árbol, pensando rápidamente. En un momento, recordó que la luciérnaga Lila, siempre iluminaba con su brillo.

Los seis animales decidieron pedir ayuda a Lila. Todos sabían que si alguien podía aportar luz a la fiesta, era ella.

- ¡Lila, vení! - gritó Rocco, mientras todos levantaban las patas.

La luciérnaga llegó, sonriendo, iluminando todo a su alrededor con su mágico destello.

- ¡Por supuesto que puedo ayudarles! - dijo. - Pero ustedes tienen que prometerme que tendrán la fiesta más divertida y alegre de todas.

- ¡Prometido! - gritaron todos al unísono.

Así, Lila llenó el árbol de luces brillantes, haciendo que brillara como nunca antes. La fiesta estaba lista y todos se sentaron alrededor del árbol, listos para celebrar.

Contaron historias, cantaron canciones y compartieron golosinas. Pero de repente, Tico se dio cuenta de que algo no estaba bien.

- ¡Chicos, no hemos hecho una cosa importante! - dijo preocupado.

- ¿Qué cosa? - preguntó Tula, con su voz pausada.

- No hemos pensado en los demás animales del bosque. ¿Qué pasaría con ellos si no los invitamos? - se lamentó.

A todos les pareció muy relevante, así que decidieron enviar a Pipo a buscar a los demás. Rocco incluso se ofreció a acompañarlo. Juntos fueron al bosque a invitar a todos los amigos que quisieran unirse a la fiesta.

Finalmente, el claro del bosque se llenó de risas y alegría. Animales de todas partes llegaron al llamado de Pipo y Rocco. Todos celebraron juntos, compartiendo historias y dulces, creando un ambiente especial y mágico. Las luces del árbol brillaban y la música resonaba por todo el bosque.

Al final de la noche, cuando la luna estaba en su punto más alto, Tico subió a una piedra y levantó su patita.

- ¡Aquí está! - gritó. - ¡Esta fue la mejor Navidad de todas! Gracias a todos por compartir su alegría. ¡Nunca olvidemos que la mejor parte de las fiestas es estar juntos!

Y así, con corazones llenos de felicidad, los seis amigos y todos sus nuevos compañeros celebraron una Navidad inolvidable, aprendiendo que lo importante no son solo las decoraciones o la comida, sino estar juntos y compartir la alegría.

Desde aquel día, los seis amigos hicieron de la Navidad una tradición de compartir y celebrar en compañía, siempre recordando que la amistad era el mejor adorno de todos.

FIN.

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