La fiesta de los búhos



Había una vez un niño llamado Lucas, a quien le encantaban los animales. Un día, mientras paseaba por el bosque cerca de su casa, encontró un búho pequeñito y asustado en el suelo.

Lucas se acercó con cuidado y notó que el búho tenía una alita lastimada. Lucas decidió llevar al búho a su casa para cuidarlo hasta que estuviera mejor. Le preparó un nido acogedor en una caja de cartón y lo llamó Hootie.

Desde ese momento, Lucas y Hootie se convirtieron en los mejores amigos. Los días pasaron y Hootie comenzó a recuperarse gracias a los cuidados de Lucas.

Pero había algo diferente en él: ¡era muy divertido! Cada noche, cuando todos dormían, Hootie salía volando por la ventana de Lucas para hacer travesuras.

Un día, mientras Lucas estaba jugando en el jardín trasero con sus amigos Tomás y Sofía, vieron algo increíble: ¡Hootie volando hacia ellos! El búho llevaba colgando una cuerda amarrada a su patita. -¡Hola chicos! -dijo Hootie desde arriba-. ¿Quieren jugar a las escondidas? -¡Sí! -exclamaron emocionados los tres amigos. Hootie les explicó las reglas del juego: él contaría hasta diez mientras los niños buscaban lugares para esconderse.

Los tres corrieron riendo entre arbustos y árboles tratando de encontrar el mejor escondite. Después de unos minutos, Hootie terminó de contar y comenzó a buscarlos.

Pero cada vez que se acercaba a uno de los amigos, ellos hacían ruidos divertidos para despistar al búho. -¡Pío pío! -dijo Lucas imitando un búho. Hootie se confundió y voló en dirección equivocada. Los niños aprovecharon para moverse y esconderse en otros lugares.

El juego continuó así durante toda la tarde, con risas y travesuras por doquier. Cuando el sol comenzó a ponerse, Hootie anunció que era hora de regresar a casa.

Los tres amigos lo siguieron hasta la ventana de Lucas, donde el búho los despidió con un abrazo de sus alas. A partir de ese día, Hootie se convirtió en el líder del grupo de juegos de Lucas, Tomás y Sofía. Juntos exploraban el bosque, jugaban al escondite y descubrían cosas nuevas todos los días.

Un día, mientras caminaban por el bosque, encontraron una vieja caja llena de libros olvidados. Entre ellos había uno sobre aves nocturnas como los búhos. -¡Miren esto! -exclamó Lucas emocionado-.

Podemos aprender más sobre Hootie y otras aves nocturnas. Los cuatro amigos se sentaron bajo un árbol y comenzaron a leer sobre las diferentes especies de búhos y sus hábitos nocturnos.

Descubrieron que algunos búhos podían girar su cabeza 270 grados e incluso cazar ratones en plena oscuridad. A medida que leían más historias sobre búhos, Tomás tuvo una idea genial: ¿qué tal si organizan una fiesta de disfraces de búhos? Cada uno podría disfrazarse como su búho favorito y aprender más sobre ellos.

El día de la fiesta llegó y todos los amigos se reunieron en el jardín de Lucas. Vestidos con sus trajes de búho, jugaron a cazar ratones (de juguete) y a imitar los sonidos que hacen estos animales.

La fiesta fue un éxito total y todos aprendieron mucho sobre los búhos mientras se divertían. Hootie estaba muy orgulloso de ser parte del grupo y ver cómo sus amigos valoraban tanto a las aves nocturnas.

Desde aquel día, Lucas, Tomás, Sofía y Hootie siguieron explorando juntos el bosque, aprendiendo cosas nuevas y haciendo travesuras divertidas. Y así, con risas y aventuras, demostraron que tener un búho como mascota puede ser una experiencia inolvidable llena de amistad y alegría.

FIN.

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