La fiesta de los colores unidos



Había una vez en un pequeño pueblo llamado Arcoíris, donde todos los habitantes eran de diferentes colores. Había rojos, azules, verdes y amarillos. Cada color tenía su propia casa y se llevaban muy bien entre sí.

Un día, el sol brillaba más que nunca y todos los colores decidieron hacer una gran fiesta para celebrar. Se reunieron en la plaza del pueblo y comenzaron a bailar y cantar al ritmo de la música.

En medio de la diversión, apareció un extraño personaje vestido todo de negro. Era el señor Tristeza, quien odiaba a los colores porque siempre estaban felices y llenos de vida. El señor Tristeza decidió ponerse manos a la obra para arruinar la fiesta.

Primero se acercó al color rojo y le dijo: "Sabes, si mezclas tu color con el azul, ya no serás tan especial".

El color rojo se sintió triste por un momento, pero luego recordó lo hermoso que era ser único y siguió bailando con alegría. Luego, el señor Tristeza fue hasta el color azul y le susurró: "Si te mezclas con el verde perderás tu brillo".

El color azul dudó por un momento, pero luego pensó en todas las cosas bonitas que podía hacer junto al verde como crear lagos o pintar cielos despejados. Así que continuó disfrutando de la fiesta sin preocuparse.

Finalmente, el señor Tristeza fue hasta el color verde y le dijo: "Si te mezclas con el amarillo te convertirás en algo aburrido". El color verde se sintió un poco inseguro, pero luego recordó lo hermoso que era ser una mezcla de ambos colores y decidió seguir bailando con entusiasmo.

El señor Tristeza estaba frustrado porque no podía arruinar la fiesta. Fue entonces cuando se dio cuenta de que los colores eran más fuertes juntos que separados.

Se acercó a ellos y les dijo: "Me equivoqué al tratar de separarlos, ustedes son maravillosos juntos". Los colores sonrieron y aceptaron las disculpas del señor Tristeza. Juntos siguieron bailando y cantando, creando un espectáculo de luces y armonía en el pueblo de Arcoíris.

Desde aquel día, los habitantes de Arcoíris aprendieron que cada color es especial a su manera y que juntos pueden crear cosas increíbles. Aprendieron a valorarse mutuamente y nunca permitieron que nadie intentara separarlos.

Y así, el pueblo de Arcoíris siguió siendo un lugar lleno de alegría, donde uno, dos o tres colores siempre se apoyaban entre sí para hacer del mundo un lugar más hermoso. Fin.

FIN.

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