La fiesta de los crayones compartidos


Antonella estaba emocionada por asistir a la fiesta, lucía un vestido rosa con volados y unas zapatillas brillantes que le regaló su abuela.

Su mamá le dio un beso en la mejilla antes de salir y le recordó que se divirtiera mucho. Al llegar a la fiesta, Antonella vio muchos niños jugando y riendo. Se acercó a un grupo que estaba bailando al ritmo de la música y pronto se sumó a ellos.

-¡Hola! Soy Antonella, ¿ustedes también están celebrando algo especial? -preguntó con una sonrisa. -¡Hola, Antonella! ¡Sí, estamos festejando el cumpleaños de Tomás! -respondió Sofía, una niña muy simpática que se convirtió en amiga de Antonella al instante.

Juntos jugaron a las escondidas, participaron en concursos de baile y compartieron deliciosos bocadillos. La tarde pasaba rápido entre risas y juegos. De repente, Tomás anunció que era hora de abrir los regalos.

Cada invitado entregó su obsequio con alegría mientras Tomás los abría uno por uno. Cuando llegó el turno del regalo de Antonella, todos esperaban ansiosos ver qué había elegido para su amigo. Con una sonrisa nerviosa, Antonella extendió el paquete envuelto con papel brillante hacia Tomás.

Al abrirlo, Tomás descubrió una caja llena de crayones de colores y hojas para dibujar. -¡Wow! ¡Muchas gracias, Antonella! ¡Me encanta dibujar! -exclamó Tomás emocionado mientras abrazaba a su amiga.

La mamá de Tomás les sugirió que cada uno tomara un par de hojas y se sentaran juntos a dibujar lo que más les gustara. Así lo hicieron: Antonella y Tomás pasaron horas coloreando sus dibujos con intensidad y concentración.

Al finalizar la fiesta, los padres vinieron a reagarrar a los niños felices pero cansados después de un día tan divertido. Mientras caminaban hacia casa junto a su mamá, Antonella le dijo sonriendo: -Mamá, hoy fue el mejor cumpleaños que he tenido.

Me divertí mucho en la fiesta y me encantó ver lo feliz que estaba Tomás con mi regalo. La mamá abrazó tiernamente a su hija y le dijo: -Estoy orgullosa de ti por haber pensado en hacer un regalo tan especial para tu amigo.

Recuerda siempre ser generosa y estar dispuesta a compartir tu alegría con los demás. Y así terminó aquel día inolvidable donde Antonella descubrió el valor de la amistad verdadera y la alegría de hacer felices a los demás con gestos sencillos pero significativos.

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