La Fiesta de los Niños
Era un día soleado en el pueblo de Arcoíris, y todos los niños estaban muy emocionados por la llegada de la gran Fiesta de los Niños. Este año, la fiesta prometía sorpresas increíbles y actividades emocionantes. Ana, Juan, Lucia y Tomás, cuatro amigos inseparables, estaban listos para disfrutar al máximo.
"¡No puedo esperar más!" - dijo Ana, mientras saltaba de alegría.
"A mí me muero por montar en la nueva atracción de los caballitos de madera" - comentó Tomás, que siempre había amado los caballos.
"Yo quiero participar en la carrera de sacos" - dijo Juan, mientras cogía una bolsa de yute. - “Prometo que ganaré!"
"¡No tan rápido! ¡Hay que asegurarse de participar en todas las actividades!" - exclamó Lucía, emocionada por las diferentes atracciones.
Cuando llegaron al parque, se encontraron con un ambiente colorido lleno de globos, música y olores deliciosos de las golosinas. Sin embargo, a medida que exploraban, notaron que la entrada del casting para el concurso de talentos se encontraba vacía.
"¿Dónde están los niños que se iban a presentar?" - preguntó Juan, frunciendo el ceño.
"Tal vez se olvidaron de venir" - sugirió Ana, mirando a su alrededor.
Decididos a averiguarlo, los amigos se acercaron a un grupo de organizadores de la fiesta.
"Hola! ¿Todo bien? Venimos a ver el casting de talentos, pero parece que no hay nadie" - dijo Lucía con preocupación.
Uno de los organizadores, una mujer llamada Sofía, respondió:
"Hoy algunos niños se sintieron un poco inseguros para participar, así que no hay nadie en el casting.
Los amigos intercambiaron miradas.
"Podríamos ayudarlos!" - lanzó Tomás con entusiasmo.
"Exacto! Tal vez podríamos convencer a otros niños para que suban al escenario!" - agregó Ana.
Sin pensarlo dos veces, los cuatro amigos comenzaron a recorrer el parque, buscando a otros niños que se sentían inseguros. Se acercaron a un grupo que jugaba a los disfraces, algunos de ellos miraban el casting con una mezcla de envidia y miedo.
"¡Hola! ¿Por qué no van a probar suerte?" - preguntó Juan con una sonrisa.
"Nos da un poco de miedo... ¿y si no lo hacemos bien?" - dijo una niña llamada Clara, moviendo su peluca de payaso nerviosamente.
"¡No se preocupen! Lo importante es divertirse y disfrutar. A todos nos gusta ver un buen espectáculo" - contestó Lucía, tratando de alentar a los demás.
Con esas palabras de aliento, poco a poco, más niños se fueron sumando. La idea de presentar su talento se transformó en una oportunidad divertida en lugar de un reto aterrador. Al poco tiempo, se formó una pequeña fila en la entrada del casting. Sofía, la organizadora, sonrió al ver que los niños estaban listos para actuar.
"Esto es maravilloso, chicos! Gracias por su ayuda!" - exclamó, mientras organizaba a los participantes.
Los amigos decidieron prepararse en caso de que fueran necesarios en el escenario.
"¿Qué tal si hacemos también nuestra propia presentación para animarlos?" - sugirió Tomás.
"¡Súper! ¡Hagamos un baile!" - respondió Ana.
"Pero también podríamos contar un cuento entre todos!" - propuso Lucia, entusiasmada.
Con un plan en mente, comenzaron a practicar un divertido baile en grupo mientras esperaban su turno. Cuanto más ensayaban, más se unían los demás niños, haciendo que la escena se llenara de ritmo y risas.
Finalmente llegó el momento de que todos se presentaran en el escenario. Sofía llamó al primer grupo, y los niños comenzaron a mostrar sus talentos. Algunos cantaban, otros hacían magia, y otros contaban cuentos divertidos. El ambiente se llenó de aplausos y alegría. Todos los niños estaban felices de poder participar.
"¡Esto es genial!" - gritó Juan mientras observaba a sus amigos del escenario.
"¡Sí! ¡Estamos haciendo historia!" - respondió Tomás, con una gran sonrisa.
Cuando llegó el turno de Ana, Juan, Lucía y Tomás, subieron al escenario y todos los amantes de las luces y los colores del espectáculo los animaron. Comenzaron su baile y al mismo tiempo, contaron una pequeña historia.
- “Hoy aprendí que cuando apoyamos a los demás, todos brillamos juntos. ¡Así se hace una verdadera fiesta! ” - exclamó Ana.
Los aplausos fueron ensordecedores. La fiesta de los niños resultó ser un gran éxito, no solo porque todos los niños participaron, sino porque también aprendieron que con el apoyo y la amistad se pueden lograr cosas maravillosas. Al final del día, Sofía se acercó a los cuatro amigos, con lágrimas en los ojos de felicidad.
"Gracias a ustedes, esta fiesta fue más especial que nunca. Ustedes son los verdaderos héroes de la fiesta!"
Y así, los cuatro amigos se fueron a casa con el corazón lleno de alegría, sabiendo que lograron algo hermoso y recordando que, cuando trabajan juntos, ¡siempre se puede lograr más!
FIN.