La Fiesta de los Osos del Bosque Encantado



En un bosque encantado, vivían tres osos muy amigos: Bruno el oso pardo, Lía la osa polar y Tico el oso negro. Cada año, ellos organizaban una gran fiesta para celebrar su amistad y la llegada de la primavera.

Un día, mientras planeaban los detalles de su gran celebración, Lía exclamó:

- ¡Bruno, Tico! Este año quiero hacer algo especial. ¿Qué les parece si invitamos a todos los animales del bosque?

Bruno, emocionado, respondió:

- ¡Esa es una excelente idea, Lía! ¡La fiesta será aún más divertida con todos nuestros amigos!

Tico, un poco dudoso, dijo:

- Pero, ¿y si no vienen? Hay muchos animales que nunca han estado en una fiesta.

- ¡No te preocupes, Tico! -dijo Lía con una sonrisa-. Si les contamos lo increíble que será, estoy segura de que vendrán.

Con mucha energía, los tres amigos empezaron a preparar todo: hicieron invitaciones de hojas, recogieron frutos y flores, y decoraron un gran claro del bosque con luces brillantes hechas de luciérnagas.

El día de la fiesta, los osos se despertaron temprano y comenzaron a preparar todo. Sin embargo, mientras esperaban a los invitados, notaron que sólo llegaron un par de animales: una familia de ciervos y un grupo de patos.

- ¡Oh no! -se lamentó Bruno-. Pensé que vendría más gente.

- No te preocupes, Bruno -le dijo Lía-. Aún podemos divertirnos con quienes están aquí.

Decidieron comenzar la fiesta con un juego de carreras. Todos se lanzaron a jugar y a reír. De repente, un ruido rompió el ambiente: un grupo de zorros traviesos apareció corriendo alrededor.

- ¿Qué está pasando aquí? -preguntó el zorro mayor, con curiosidad.

- ¡Hola! Estamos celebrando una gran fiesta y ustedes son bienvenidos -dijo Tico, feliz de ver más animales.

- Fiesta, ¡qué divertido! -exclamó uno de los zorros, y rápidamente se unieron a los juegos.

Con la llegada de los zorros, la fiesta empezó a tomar vida. Más animales comenzaron a llegar: ardillas, conejos, e incluso un par de búhos curiosos.

Los osos se sintieron aliviados y muy felices.

- ¡Mirad cuántos amigos vinieron! -dijo Lía, saltando de alegría.

Mientras todos bailaban y se divirtieron, comenzó a caer un suave rocío. Los animales, emocionados, decidieron hacer una danza en círculo para celebrar la primavera. Bruno, que era muy buen bailarín, empezó a liderar el baile:

- ¡Sigan mi ritmo, amigos! ¡Bailen como nunca!

Los animales lo imitaron, cada uno a su manera. Pero en su entusiasmo, uno de los zorros tropezó y cayó al suelo, causando risas entre los demás. Todos se acercaron.

- ¡No te preocupes! -dijo Lía, extendiendo una mano- ¡Eso es parte de la diversión!

No pasó mucho tiempo antes de que comenzaran a contar historias y anécdotas de sus aventuras en el bosque. Se dieron cuenta de que cada uno tenía algo que compartir y que, a veces, lo que parecía un problema se convertía en una gran oportunidad para reír y disfrutar juntos.

- ¿Por qué no hacemos esto más seguido? -preguntó Tico, mirando a su alrededor con una gran sonrisa.

- ¡Sí! ¡Así podremos conocernos mejor y hacer muchos más recuerdos! -coincidieron todos.

Cuando la fiesta llegó a su fin, cada animal se fue a casa con una gran sonrisa.

- ¡Hicimos de este día algo maravilloso! -dijo Bruno, cansado pero muy feliz.

- Lo mejor de todo fue que reunimos a tantos amigos -respondió Lía.

- Y lo más importante, demostramos que la amistad y la alegría son contagiosas -agregó Tico mientras miraba el claro del bosque iluminado por las luciérnagas.

Desde ese día, los osos decidieron organizar la Fiesta de los Animales del Bosque cada primavera. Y así, el bosque encantado se llenó de risas, alegría y, sobre todo, de una gran amistad que unió a todos sus habitantes.

Y así, cada año, la fiesta se convirtió en un símbolo de unidad y diversión, recordando a todos los que comparten un hogar que juntos son más fuertes y felices.

**Fin**

FIN.

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