La Fiesta de los Talentos
Era un día soleado en la selva, y todos los animales estaban emocionados porque se acercaba la gran Fiesta de los Talentos. La jirafa Jimena, conocida por su hermosa voz, no podía esperar para cantar.
-¡Voy a dar un show increíble! -exclamó Jimena mientras unía sus patas en un juego de melodías.
La gallina Paola se acercó con su alegre espíritu.
-¡Jimena! ¡Tu canto siempre alegra el día! ¿No crees que deberíamos hacer una canción juntos?
-¡Claro que sí, Paola! -respondió Jimena. -Tú puedes ser la corista, ¡tu alegría siempre contagia!
Mientras tanto, la morsa Nala estaba cerca, disfrutando de un delicioso bocado.
-¡Hey, Nala! -dijo el sapo Pepe saltando emocionado. -¿No vas a participar? ¡Puedes mostrar cómo se come de manera elegante!
Nala, con una sonrisa, respondió:
-¡Tal vez! Pero prefiero disfrutar de la comida antes de actuar.
El gallo Arturo, que siempre escuchaba música, se unió a la conversación.
-¿Y qué tal si después de la actuación de Jimena, hacemos una pequeña fiesta con música y baile? ¡Podríamos tocar una melodía con mis trinos!
-¡Eso suena genial! -dijo Jimena.
El ratón Mathew, que era rápido como un rayo y le apasionaba correr, se unió:
-¡Puedo preparar un circuito de carreras! Todos pueden participar antes del espectáculo.
La rana Pedro, quien disfrutaba de picar piedras, comentó:
-¡Entonces yo puedo juntar piedras y hacer un escenario para que todos se vean!
Así, los animales continuaron hablando sobre sus talentos y lo que podrían aportar. El día siguiente llegó rápidamente, y todos se prepararon para la fiesta.
Cada uno mostró sus habilidades: Jimena cantó una hermosa canción, Paola comenzó a saltar de alegría, y Nala hizo una exhibición comiendo con gracia. Pepe dio pasos de baile que hicieron reír a todos. Arturo trajo su música y luego se unió Mathew en una carrera divertida. ¡Fue un espectáculo increíble!
Sin embargo, a medio camino, alguien se sintió un poco triste. Era Nala. Al notar que no había estado realizando lo que más le gustaba, le dijo a los demás:
-Disculpen, pero no siento que he hecho algo especial.
-¡Pero Nala! -gritó Jimena desde el escenario. -Tu alegría por la comida contagió nuestra energía y todos se riegan y sonríen por tu forma de ser.
-Por supuesto, -agregó Paola. -Eres bonita y siempre haces que nuestros días sean mejores. No subestimes tu talento, bendita morsa.
Nala sonrió, un poco avergonzada, pero reconfortada por sus amigos.
-Gracias, chicos. Ustedes son la razón por la que me siento bien aquí.
Entonces, en ese momento, decidieron que en la siguiente fiesta, cada uno podía tener su espacio para mostrar su talento. Se dieron cuenta de que su diversidad era su mayor fortaleza.
Así nació una gran idea: en lugar de competir, todos se unirían y celebrarían juntos las fortalezas de cada Animalito. Y así, de año en año, la gran Fiesta de los Talentos se convirtió en una tradición, donde cada animal tenía su momento de brillar, celebrando su individualidad y colaboración.
Y todos aprendieron que cada talento es valioso, y que celebrarlos juntos los hace más fuertes y felices.
FIN.