La fiesta de los valientes
Había una vez tres amigos muy valientes llamados Nafnaf, Chumoios y Cotowen. Un día, mientras exploraban el bosque, se encontraron con una casa abandonada.
Todos sabían que esa casa estaba embrujada y llena de criaturas tenebrosas como zombis, fantasmas y cerebros con ojos espeluznantes. A pesar del miedo que sentían en sus corazones, Nafnaf, Chumoios y Cotowen decidieron entrar a la casa para descubrir qué había dentro.
Mientras caminaban por los oscuros pasillos, podían oír ruidos extraños y ver sombras moverse por las paredes. De repente, un grupo de zombis apareció frente a ellos. Los amigos se asustaron mucho, pero recordaron que eran valientes y no debían dejarse vencer por el miedo.
Entonces Nafnaf dijo: "¡Chicos, tenemos que usar nuestro ingenio para salir de esta situación!". Chumoios tuvo una idea brillante. Recordó haber leído en un libro sobre zombies que estos son muy lentos y torpes al caminar.
Así que les dijo a sus amigos: "Si nos movemos rápidamente y nos escondemos detrás de muebles o puertas cerradas antes de que lleguen los zombis, podríamos evitar ser atrapados".
Los tres amigos comenzaron a correr por la casa mientras los zombis intentaban alcanzarlos sin éxito. Se escondieron en armarios y debajo de mesas hasta que los monstruos pasaran de largo.
A medida que avanzaban por la casa embrujada usando su astucia e imaginación para escapar de los peligros, se dieron cuenta de que no todos los monstruos eran tan malos como parecían. En una habitación, encontraron un fantasma solitario llamado Casper. A diferencia de los otros fantasmas aterradores, Casper era amable y simpático.
Les explicó que él solo quería hacer amigos y que había sido rechazado por otros fantasmas debido a su naturaleza amistosa.
Nafnaf, Chumoios y Cotowen decidieron ayudar a Casper a encontrar su lugar en el mundo asustando a la gente de manera amigable en lugar de asustarlos realmente. Juntos, idearon un plan para organizar una fiesta de Halloween en la casa embrujada donde todos pudieran divertirse sin miedo. Los tres amigos invitaron a niños del pueblo y les mostraron que las apariencias pueden ser engañosas.
Los niños descubrieron que los zombis eran torpes bailarines y que los cerebros con ojos tenebrosos solo querían jugar al escondite.
Al final de la noche, todos se dieron cuenta de que no debemos juzgar por las apariencias y que incluso en los lugares más oscuros puede haber bondad y diversión si nos atrevemos a mirar más allá del miedo inicial. Nafnaf, Chumoios y Cotowen se convirtieron en héroes del pueblo al enseñarles esta valiosa lección.
La casa embrujada dejó de ser temida por todos e incluso se convirtió en un lugar popular para fiestas infantiles llenas de risas y juegos.
Desde aquel día, Nafnaf, Chumoios y Cotowen siempre recordaron que el coraje y la amistad pueden superar cualquier obstáculo, incluso en los lugares más oscuros y aterradores.
FIN.