La fiesta de María y la lección animal


Era un hermoso día en el vecindario de la perra Maria. Todos los animales estaban emocionados porque era su cumpleaños y habían organizado una fiesta sorpresa para ella.

Al llegar a su casa, Maria encontró a todos sus amigos esperándola con globos y confeti. ¡Estaba tan feliz! Pero lo que más llamó su atención fue el delicioso pastel que estaba sobre la mesa. Maria no podía creerlo, nunca había tenido un pastel de cumpleaños antes.

Miró a sus amigos con ojos brillantes y exclamó: "¡Muchas gracias a todos por este maravilloso regalo!"Todos se reunieron alrededor de la mesa mientras Maria soplaba las velas.

Luego, cada uno tomó un pedazo de pastel y comenzaron a disfrutarlo lentamente. En ese momento, apareció Tomás, el gato vecino. Tomás siempre había sido un poco gruñón y envidioso de la felicidad de los demás animales. Al ver el pastel, sus ojos se iluminaron con codicia.

Tomás se acercó sigilosamente y trató de arrebatarle un trozo de pastel a Maria. Pero ella rápidamente movió su cola para protegerlo. "-Lo siento Tomás, pero este es mi pastel", le dijo con determinación.

Tomás frunció el ceño y murmuró: "Qué injusto... Yo también quiero probar ese delicioso pastel". Entonces tuvo una idea malvada: decidió ir a buscar al perro Max, conocido por ser muy travieso.

Cuando Max llegó corriendo al lugar donde estaban todos, Tomás le susurró al oído su plan. Max sonrió de oreja a oreja y se dirigió directamente hacia el pastel.

Maria, que estaba ocupada hablando con sus amigos, no se dio cuenta de lo que estaba pasando hasta que ya era demasiado tarde. Max saltó sobre la mesa y comenzó a devorar el pastel en un abrir y cerrar de ojos. Todos quedaron en shock. Maria sintió una mezcla de tristeza y enojo.

"-¡Max! ¡Eso no se hace!", exclamó furiosa mientras intentaba alejarlo del pastel. Fue entonces cuando los demás animales intervinieron para ayudar a Maria. Juntos lograron detener a Max y recuperar un pedazo del pastel que había quedado ileso.

Aunque ya no era tan grande como antes, ese trozo seguía siendo muy especial para Maria. Todos los animales se reunieron alrededor de ella para compartirlo y hacerle sentir mejor.

"-Gracias por estar siempre ahí para mí", dijo Maria emocionada mientras lamía su trozo de pastelito. "-A veces las cosas no salen como esperamos, pero lo importante es tener amigos que nos apoyen". Desde ese día, Tomás aprendió una valiosa lección sobre la importancia de compartir y respetar los deseos de los demás.

Y Maria entendió que aunque las cosas no siempre salgan como queremos, el amor y la amistad siempre están presentes para hacernos sentir especiales en nuestros cumpleaños y en cada día de nuestras vidas.

Y así, con el corazón lleno de amor y alegría, la perra Maria sopló nuevamente las velas y disfrutó de un cumpleaños inolvidable junto a sus amigos.

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