La fiesta de Peluchito Azul y Robi
y sabía que iba a ser un día muy especial. Desde temprano en la mañana, Peluchito Azul se levantó de su camita y comenzó a prepararse para recibir a sus amigos en su fiesta de cumpleaños.
Se puso su mejor moño azul y peinó su pelaje esponjoso con mucho cuidado. Mientras tanto, Rosita estaba ocupada decorando la habitación con globos coloridos y serpentinas brillantes.
Ella quería asegurarse de que todo estuviera perfecto para el cumpleaños de Peluchito Azul. Cuando llegó la hora de la fiesta, los invitados comenzaron a llegar uno por uno. Había ositos de peluche, muñecas, coches de juguete e incluso una marioneta divertida llamada Carlitos.
Peluchito Azul estaba tan feliz al ver a todos sus amigos reunidos para celebrar con él. Todos se divirtieron jugando juegos como "La silla musical" y "Rompecabezas en equipo". Las risas llenaban el aire mientras los juguetes disfrutaban del día especial.
En medio de tanta diversión, Peluchito Azul notó que había un nuevo juguete en la habitación. Era un robot llamado Robi que parecía triste y solitario. Sin pensarlo dos veces, Peluchito Azul se acercó a él para hacerle compañía.
"Hola Robi", dijo amablemente Peluchito Azul. "¿Te gustaría jugar con nosotros? Estamos celebrando mi cumpleaños". Robi miró sorprendido al osito azul y respondió: "Gracias por invitarme, pero no sé cómo jugar ni tengo amigos aquí".
Peluchito Azul sonrió y le dijo: "No te preocupes, Robi. Aquí todos somos amigos y siempre hay espacio para uno más. Ven, te enseñaré cómo jugar y pronto harás muchos amigos".
Robi aceptó la amable invitación de Peluchito Azul y poco a poco comenzó a disfrutar de los juegos junto a los demás juguetes. Pronto se dio cuenta de que no importaba si era diferente o si no sabía cómo jugar al principio, lo importante era compartir momentos felices con sus nuevos amigos.
La fiesta continuó con mucha alegría y sorpresas. Hubo un delicioso pastel de chocolate decorado con velitas brillantes que Peluchito Azul sopló mientras todos cantaban "Feliz cumpleaños".
Los regalos también fueron emocionantes, desde libros hasta pelotas saltarinas, cada uno elegido con amor por los invitados. Al finalizar la fiesta, Peluchito Azul abrazó a cada uno de sus amigos y les agradeció por hacer su cumpleaños tan especial.
Pero sobre todo, le dio las gracias a Robi por unirse a ellos y recordarles lo importante que es ser amables y abrir el corazón hacia aquellos que se sienten solos. Desde aquel cumpleaños en adelante, Peluchito Azul, Rosita y Robi se convirtieron en los mejores amigos.
Juntos aprendieron que la verdadera magia está en compartir momentos felices con quienes nos rodean sin importar nuestras diferencias.
Y así termina esta historia llena de amor y amistad en el tierno mundo de los juguetes donde todos aprendieron una valiosa lección: nunca es tarde para hacer nuevos amigos y siempre hay espacio en nuestros corazones para aquellos que necesitan compañía.
FIN.