La Fiesta de Pijamas de Leire Patricia



Era una noche mágica en el barrio de Leire Patricia. El cielo estaba lleno de estrellas y la luna brillaba con todo su esplendor. Leire, una niña alegre y llena de energía, estaba ansiosa porque esa noche tendría una fiesta de pijamas con sus mejores amigas: Sofi, Lu y Valen.

"¡No puedo esperar para que llegue la hora!", gritó Leire mientras salía de su habitación cargando almohadas y mantas.

"Yo tampoco!", respondió Sofi mientras traía un montón de juegos de mesa.

"¿Y las golosinas?", preguntó Lu, correteando por la cocina.

"Las compré yo, miren, traje galletitas, caramelos y hasta un pastelito!", dijo Valen con una gran sonrisa mostrando su mochila.

Las amigas se acomodaron en el salón de la casa de Leire, transformando el espacio en un nido acogedor. Con risas y cuentos, las horas comenzaron a pasar volando.

"¿Vamos a contar cuentos de miedo?", propuso Sofi, con los ojos brillantes de emoción.

"¡Sí! ¡Pero que no sea muy aterrador!", respondió Lu, asustada sólo de pensarlo.

Leire tomó la iniciativa y empezó a contar una historia sobre una bruja que no quería ser mala y que, en vez de hacer hechizos, intentaba ayudar a los animales del bosque. Sus amigas escuchaban atentamente y, a medida que la historia avanzaba, comenzaron a tener un poco de miedo. Hasta que, de repente, el clima cambió.

Se escuchó un estruendo fuerte fuera de la casa y todas las niñas se miraron, asustadas. Valen, temerosa, dijo:

"¿Qué fue eso?"

"Tal vez un trueno", sugirió Leire, intentando sonar valiente. Pero en su interior, sentía un escalofrío.

"A mí me parece que hay alguien en el jardín", murmuró Sofi.

"No podemos quedarnos aquí, debemos investigar", dijo Lu con un susurro decidido.

Las cuatro amigas se miraron, y juntas tomaron una decisión. Saldrían al jardín a ver qué estaba pasando. Cuando llegaron afuera, las sombras jugaban a ser gigantesco y el viento soplaba con fuerza. Pero, de pronto, vieron... ¡una adorable perra blanca!"¡Es solo un perro!", exclamó Leire aliviada.

La perra, temerosa, movía la cola y miraba a las chicas con curiosidad.

"¿Qué hacemos con ella?", preguntó Valen.

"¡Debemos llevarla adentro! Siempre he querido tener una mascota", dijo Sofi.

Las chicas decidieron que lo mejor era traer a la perra a su fiesta de pijamas. Mientras desayunaban juntas al día siguiente, la pequeña perra, que decidieron llamar “Nube”, se convirtió en parte de su grupo.

"¡Vamos a hacerle una fiesta de bienvenida!", propone Lu.

"Sí! Y podemos compartir nuestras golosinas con ella", agregó Valen.

Las amigas realizaron una nueva fiesta, esta vez en honor a Nube. Decoraron con globos, prepararon un plato especial con comida para perros y jugaron con ella todo el día.

A partir de esa noche, cada año habían comenzado a celebrar la fiesta de pijamas de Leire Patricia, pero con un deseo: ayudar a un animal abandonado.

"Podemos compartir la alegría de nuestras fiestitas con otros perros y gatos que lo necesiten", dijo Leire en su cumpleaños un año más tarde.

"Sí! ¡Haremos una colecta para ayudar a la protectora de animales!", gritaron juntas, llenas de entusiasmo.

Y así, lo que comenzó como una simple fiesta de pijamas se convirtió en una increíble tradición llena de amor, amistad y solidaridad. Cada vez que las amigas se reunían, las risas y la alegría no solo llenaban su hogar, sino también el de muchos animales que tenían la oportunidad de encontrar un nuevo hogar.

Las cuatro amigas aprendieron que la verdadera felicidad estaba en compartir y ayudar a otros, y que la amistad se hace aún más fuerte cuando se comparten momentos especiales.

Al final de la noche, mientras se acurrucaban en su fortaleza de almohadas, Leire tomó la mano de sus amigas y exclamó:

"¡Qué suerte tengo de tenerlas a ustedes!"

"¡Y a Nube también!", añadieron todas.

Y así, con los corazones llenos de alegría, se dormían bajo las estrellas brillantes de una noche mágica.

FIN.

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