La Fiesta del Arcoíris
En un pequeño pueblo llamado Colorín, vivía un grupo de amigos muy diverso. Había a Pato, un pato que soñaba con ser artista; Lola, una ardilla que adoraba la ciencia; Beto, un burro que tenía una increíble voz de tenor; y Valentina, una mariposa que siempre llevaba una diadema de colores. Cada uno de ellos tenía algo especial que los hacía únicos, y juntos formaban un gran equipo.
Un día, Valentina convocó a sus amigos para compartir una idea emocionante.
-Valentina: "¡Chicos, tengo una idea brillante! ¿Por qué no organizamos la primera Fiesta del Arcoíris de Colorín? ¡Podría ser un lugar donde todos se sientan felices y aceptados!"
-Lola: "¡Eso suena genial! Pero, ¿cómo vamos a hacerlo?"
-Beto: "Deberíamos invitar a todo el pueblo. Quiero cantar en la fiesta."
-Pato: "Podemos usar mis pinturas para decorar. ¡El lugar quedará espectacular!"
Así, los amigos se pusieron a trabajar. Decidieron que la fiesta se llevaría a cabo en el prado más grande del pueblo. Cada uno se encargaría de algo: Pato pintaría pancartas de colores, Lola haría experimentos de ciencias para mostrar, Beto prepararía un espectáculo musical y Valentina organizaría juegos.
A medida que la fecha de la fiesta se acercaba, los cuatro amigos se emocionaban cada vez más. Pero un día, mientras trabajaban en los preparativos, escucharon a un grupo de animales hablando a sus espaldas.
-Zorro: "¿Viste lo que están organizando? Una fiesta del arcoíris. ¿Qué se creen, que son diferentes o algo así?"
-Liebre: "Sí, ¿por qué perder el tiempo con eso? Ya estamos bien como estamos. A nadie le importa lo que hagan."
Los amigos se sintieron un poco tristes y confundidos, pero pronto Valentina tomó la palabra.
-Valentina: "Chicos, no deberíamos dejarnos desanimar. Ellos no entienden lo que es ser diferente y eso está bien. Nuestra fiesta es para celebrar lo que somos y lo que amamos."
-Beto: "¡Exactamente! Si hay algo que he aprendido en la música, es que cada nota es importante. Juntas crean una hermosa melodía."
Con renovadas energías, continuaron con los preparativos. El día de la fiesta finalmente llegó, y el prado se llenó de colores, risas y música. Al principio, sólo llegaron sus amigos y algunos conocidos. Valentina, Beto, Pato, y Lola estaban un poco nerviosos, pero emocionados.
Cuando comenzaron a disfrutar de los juegos y las canciones, los rumores en el pueblo comenzaron a cambiar. Dos pequeños conejos, curiosos, se acercaron.
-Conejito 1: "¿Qué pasa aquí? Se ve muy divertido."
-Conejito 2: "Sí, ¿podemos quedarnos?"
Valentina sonrió y los invitó a unirse. Pronto, otros animales del pueblo se fueron sumando, atraídos por la alegría que irradiaba la Fiesta del Arcoíris. Se olvidaron de sus prejuicios y comenzaron a disfrutar de todo lo que los amigos habían preparado.
- Zorro: "Oye, ¡esto es más divertido de lo que pensé!"
- Liebre: "Nunca había visto algo igual. Todos están tan felices. ¿Podemos ayudar con la música?"
La fiesta se desbordó de felicidad. Todos bailaban, jugaban y se reían juntos, celebrando la diversidad que había en Colorín. Al final del día, Valentina subió a una roca y habló, emocionada.
-Valentina: "Hoy hemos demostrado que cuando nos unimos, podemos hacer cosas maravillosas. Celebrar nuestras diferencias nos hace más fuertes como comunidad. ¡Gracias a todos por estar aquí!"
Todos aplaudieron y corearon. Desde ese día, la Fiesta del Arcoíris se convirtió en una tradición en el pueblo, recordando siempre que la diversidad es lo que hace especial a cada uno de ellos.
Y así, los amigos de Colorín aprendieron que, aunque a veces pueden surgir dudas y críticas, la aceptación y el amor siempre triunfan cuando nos unimos. Cada año, la fiesta se llenaba cada vez más de color y alegría, haciendo de Colorín un lugar donde todos se sentían como en casa.
FIN.