La Fiesta del Día del Maestro en la Escuela N4



En la Escuela N°4, todos estaban emocionados porque se acercaba el Día del Maestro. La directora María, una mujer alegre y llena de energía, había decidido organizar una gran fiesta para celebrar a los queridos docentes y a las maestritas practicantes que ayudaban en el aula.

"¡Buenos días, chicos!", exclamó la directora Maria a todos los estudiantes en el patio, "Hoy vamos a tener un día muy especial para festejar a nuestros maestros. ¡Quiero ver esas sonrisas!"

Los estudiantes aplaudieron entusiasmados.

Mientras tanto, los demás maestros decoraban el gimnasio con globos de colores y pancartas que decían "¡Feliz Día del Maestro!". Las maestritas practicantes, que estaban un poco nerviosas, ayudaban a preparar la música y les contaban a los niños sobre las sorpresas que tenían preparadas.

"No se preocupen, ¡va a ser muy divertido!", les decía Ana, una maestra practicante.

Pero había un pequeño problema: la computadora que se usaría para la música no funcionaba.

"¡Oh no, ¿y ahora qué hacemos? !", gritó Javier, uno de los maestros.

La directora María, con una gran sonrisa, dijo: "No se preocupen, chicos. ¡La música también se puede hacer con nuestros propios instrumentos!"

Y así, comenzó la creatividad. Algunos niños trajeron sus instrumentos de casa: guitarras, bombos, e incluso algunos trajeron maracas hechas con botellas y arroz.

"Vamos a formar una orquesta improvisada", propuso la directora.

"¡Sí! ¡Yo quiero tocar!", gritaron los niños, muy entusiasmados.

En minutos, el gimnasio se llenó de sonidos alegres y melodías divertidas.

Finalmente, comenzó la fiesta. Los niños cantaban, los maestros bailaban y las maestritas practicantes se unieron a la diversión.

"¡Feliz Día del Maestro!", coreaban todos juntos.

María los miró con orgullo y pensó: "Cada uno de ellos es un maestro en su propio camino, ¡y hoy celebramos lo que aprendemos juntos!"

A la tarde, tras los juegos y canciones, llegó el momento de compartir un gran pastel que la directora había traído.

"El mejor regalo es el cariño que compartimos. ¡A comer!", dijo María.

Todos se sirvieron un trozo de pastel y sus corazones estaban llenos de alegría.

El Día del Maestro en la Escuela N°4 fue una celebración inolvidable, donde el amor por la enseñanza brilló más que nunca. La música, el baile y la creatividad se juntaron para recordar que en cada rincón de la escuela, el aprendizaje es una fiesta.

Así, la fiesta terminó, pero los recuerdos de esa hermosa jornada se quedarían para siempre en los corazones de cada maestro, maestra y alumno.

La directora María sonrió satisfecha e inspirada para seguir construyendo momentos mágicos en la Escuela N°4.

FIN.

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