La Fiesta del Lobo Rosa Pastel



Era un hermoso día en el bosque. Los árboles lucían sus hojas verdes brillantes y los pájaros cantaban alegres melodías. En una pequeña cueva, vivía un lobo diferente a los demás. Su pelaje era de un color rosa pastel, lo que lo hacía ver un poco extraño ante los ojos de los otros animales. A pesar de su apariencia, el lobo tenía un corazón lleno de bondad.

Un día, el lobo decidió que quería hacer una fiesta para todos sus amigos del bosque. "Voy a invitar a todos, ¡será la mejor fiesta del mundo!"- pensó emocionado. El lobo se puso a trabajar y comenzó a preparar todo para la gran celebración.

Primero, se dedicó a recoger frutas frescas para los deliciosos tragos. "Las frutillas y los arándanos son perfectos para un buen jugo"-, murmuró mientras llenaba su canasta. Luego, le pidió ayuda a su amiga la ardilla. "¡Squirrel! ¿Me ayudarías a decorar la cueva? Quiero que todo sea mágico"-.

"¡Claro, Lobo!"- respondió Squirrel, llena de energía. Juntas comenzaron a adornar la cueva con hojas, flores y luces de colores, creando un ambiente festivo.

Cuando llegó el día de la fiesta, todos los animales del bosque recibieron la invitación. Sin embargo, al ver a un lobo rosa pastel, muchos se sintieron inseguros. "No sé si debería ir a la fiesta..."- dijo el conejo con voz temblorosa. "¿Y si el lobo quiere comernos?"-.

El pajarito, que siempre pensaba en positivo, decidió volar hasta la cueva. "A ver qué pasa, no lo prejuzguemos - dijo para sí mismo -. Tal vez es diferente"-. Cuando llegó, se sorprendió al ver a su amigo el lobo preparado para recibir a todos.

"¡Hola! Bienvenidos a mi fiesta! ¡Hagan como en casa!"- exclamó el lobo con entusiasmo. Algunos animales se sintieron curiosos y comenzaron a acercarse. Pero otros aún tenían miedo.

Pero el lobo, sin rendirse, les dijo: "Sé que mi apariencia puede asustarlos, pero soy solo un lobo que quiere hacer amigos y celebrar. No tengo intenciones de hacerles daño, solo quiero compartir esta hermosa ocasión con todos ustedes"-.

Poco a poco, los animales comenzaron a relajarse. El conejo le dijo al lobo: "Perdón, lobo. No debimos juzgarte por tu color. ¿Qué juegos tienes planeados?"-.

El lobo rió y respondió: "Tengo muchas sorpresas. Vamos a jugar al escondite, a la carrera de obstáculos, y ¡habrá un concurso de baile!"-. Todos se entusiasmaron y comenzaron a participar en los juegos. La risa llenó el aire y el miedo desapareció.

A medida que avanzaba la fiesta, el lobo rosa pastel se convirtió en el alma de la celebración. Todos se divirtieron, compartieron sus historias y, sobre todo, formaron un lazo de amistad. Al caer la noche, el cielo se iluminó con fuegos artificiales.

El más pequeño de los animales, un ratón temeroso, se acercó al lobo y dijo: "Gracias por ser tan amable, lobo. No quiero volver a juzgar a nadie solo por su apariencia"-.

El lobo sonrió y le respondió: "Esa es una gran lección. Todos somos diferentes, y eso nos hace especiales. Lo importante es lo que llevamos dentro"-.

Desde ese día, el lobo rosa pastel ya no fue visto como un extraño. Se convirtió en el mejor amigo de todos y las fiestas en su cueva se hicieron legendarias.

Y así, el lobo enseñó a todos a no juzgar por las apariencias y a celebrar la diversidad en el bosque. Fin.

FIN.

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