La Fiesta Inesperada



Era una calurosa tarde de primavera y el colegio de Flor estaba lleno de risas y música. Sus amigos habían organizado una fiesta en el patio y todos estaban emocionados. De entre todos, Clara, su mejor amiga, había estado un poco más cansada de lo normal.

"Clara, ¿te sentís bien?" - le preguntó Flor mientras jugaban al voley.

"Sí, solo que anoche no dormí bien" - respondió Clara con una pequeña sonrisa. Sin embargo, a medida que la fiesta avanzaba, Clara no podía resistir el sueño y, sin darse cuenta, se quedó dormida en una esquina del patio, bajo la sombra de un árbol.

Los chicos continuaban jugando, bailando y divirtiéndose, y el sol comenzaba a ponerse cuando Flor notó que su amiga ya no estaba con ella.

"¿Dónde está Clara?" - preguntó Flor, mirando a su alrededor.

Nadie la había visto. Entonces, Flor decidió buscarla. Caminó por el patio, preguntando a cada uno de sus amigos si la habían visto.

"No la vi desde la tarde" - dijo Lucas, uno de los chicos del curso.

"¡No puede ser! ¡Tengo que encontrarla!" - respondió Flor, preocupada.

Finalmente, al acercarse a un árbol grande en el patio, vio a Clara dormida, con una leve sonrisa en su rostro.

"¡Clara! ¡Clara!" - la llamó Flor, agachándose junto a ella.

Clara parpadeó varias veces, despertando.

"¿Qué pasó? ¿Por qué me despertás?" - preguntó Clara, confundida.

"Estás durmiendo en la fiesta, ¡toda la diversión está adentro!" - explicó Flor.

Clara se estiró y se rió. "Siempre es lo mismo, me queda re bien la siesta" - dijo entre risas, mientras se levantaba, todavía un poco adormecida.

Ambas amigas decidieron volver a la fiesta, pero Clara se sentía un poco avergonzada.

"No puedo creer que me haya quedado dormida, soy la única que hace esto..." - dijo Clara mientras caminaban.

"¡Para nada! No tenés que sentirte mal. A veces es bueno descansar un poco y recargar energía. Después de todo, se trata de disfrutar también de esos momentos" - respondió Flor tratando de animarla.

Mientras regresaban, los demás estaban en medio de un juego y al ver a Clara despertarse, comenzaron a aplaudir.

"¡Clara! ¡La durmiente despertó!" - gritó Lucas entre risas.

"¡Menos mal que no te perdés más de la fiesta!" - dijo Valen, un amigo de la clase.

Todos rieron, y Clara se sintió un poco mejor. Pero también se dio cuenta de que había extrañado un montón al no estar presente. Entonces, pensó en lo importante que era encontrar un equilibrio entre divertirnos y descansar.

Un rato después, Flor se le acercó a Clara.

"Sabés que me alegra que hayas dormido un rato, pero también es lindo compartir y estar con nuestros amigos. ¿Te parece si usamos un poco de tiempo libre para jugar un rato juntos?"

"¡Ojalá! Puede que me vuelva a dormir, pero esta vez en el juego" - respondió Clara mientras reían. Y así fue. Después de jugar al voley, hicieron una pequeña carrera por el patio, y cuando terminaron, se sentaron en el suelo para descansar.

"¿Viste qué divertido? ¡Se siente tan bien reír y jugar!" - dijo Clara.

"¡Sí! Cada uno tiene algo especial que aportar a la fiesta. Andá una siesta corta no es malo, pero recordá que estar con nuestros amigos hace el momento más lindo. ¡Los momentos compartidos son los mejores!" - agregó Flor.

Desde ese día, Clara aprendió a disfrutar de cada momento: descansar cuando lo necesitaba, pero también participar y disfrutar de la diversión con sus amigos. Así, no solo se sintió más feliz, sino que también se volvió la reina de las fiestas, porque siempre sabía cuándo era el momento de jugar y cuándo era el momento de descansar.

Y así todas las fiestas del colegio se llenaban de risas, juegos, y, claro, alguna siesta inesperada bajo la sombra de los árboles, porque ese era el nuevo estilo de Clara, ¡el equilibrio perfecto!

Fin.

FIN.

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