La fiesta misteriosa de las frutas
En un soleado día de verano, las frutas decidieron organizar una gran fiesta en el jardín. La Uva, Pera, Lima, Manzana y Naranja estaban muy emocionadas por pasar un día lleno de diversión y risas.
Al llegar a la fiesta, las frutas notaron que algo extraño estaba sucediendo. Había rastros de jugo de fruta derramado por todas partes y algunas frutas faltaban del grupo. Las frutas se miraron con preocupación y decidieron investigar lo que había ocurrido.
La Uva fue la primera en hablar: "¡Amigos! Alguien ha estado haciendo travesuras en nuestra fiesta. ¡Tenemos que descubrir quién es!"La Pera agregó: "Tienen razón, debemos encontrar al culpable para que podamos disfrutar de nuestra fiesta sin preocupaciones".
Lima sugirió hacer preguntas a los invitados para obtener pistas sobre lo sucedido. Entonces comenzaron a interrogar a cada uno de los presentes. Primero hablaron con la Manzana: "Manzana, ¿sabes algo sobre los jugos derramados?", preguntó Naranja.
La Manzana respondió inocentemente: "No tengo idea de qué están hablando. Estuve todo el tiempo aquí disfrutando del sol".
Luego le tocó el turno a la Naranja: "Naranja, ¿has visto algo sospechoso durante la fiesta?"La Naranja contestó rápidamente: "Yo tampoco sé nada sobre eso. He estado ocupada haciendo malabares con mis rodajas". Las frutas no encontraban ninguna pista clara hasta que llegó el turno de la Pera.
"Pera, ¿tienes alguna idea de quién podría haber causado este desorden?"- preguntó la Lima. La Pera se quedó en silencio por un momento y luego dijo: "Bueno, recuerdo haber visto a alguien corriendo detrás del árbol antes de que todo esto sucediera".
Las frutas siguieron las indicaciones de la Pera y encontraron al culpable detrás del árbol: ¡Era el travieso Durazno!"¡Durazno, nos has asustado! ¿Por qué hiciste todo este lío?"- exclamaron las frutas sorprendidas.
El Durazno se disculpó rápidamente y explicó que solo quería jugar una broma divertida, pero no pensó en las consecuencias. Aprendió su lección y prometió ayudar a limpiar el desorden que había causado. Las frutas perdonaron al Durazno y decidieron seguir disfrutando de su fiesta.
Bailaron, cantaron y compartieron jugos deliciosos mientras aprendían sobre la importancia de ser responsables con sus acciones. Y así, la fiesta continuó llena de risas y alegría para todas las frutas.
Desde ese día, nunca más hubo travesuras en sus reuniones porque entendieron que es mejor disfrutar juntos sin hacer daño a los demás. Y colorín colorado, esta historia ha terminado.
FIN.