La Fiesta Nocturna de Benito
Había una vez un pequeño conejito llamado Benito que vivía en un hermoso bosque. Benito era muy valiente durante el día, pero cuando llegaba la noche, se volvía un conejito asustadizo y tembloroso.
Cada vez que oscurecía, Benito se escondía debajo de su mantita y no quería salir de su madriguera. Los demás animales del bosque intentaban ayudarlo, pero nada parecía funcionar. Un día, mientras jugaba con sus amigos ratones, Benito les confió su miedo a la oscuridad.
Los ratones escucharon atentamente y decidieron ayudarlo a superar ese temor. "Benito, entendemos tu miedo. Pero sabes qué? La oscuridad también tiene cosas maravillosas", dijo Lucas el ratón aventurero. "Sí", agregó Martina el ratón curioso.
"En la oscuridad puedes ver las estrellas brillando en el cielo". Benito miró al cielo nocturno lleno de estrellas y se dio cuenta de lo hermosas que eran. Eso le hizo sentir un poco mejor.
"Además", continuó Sofía el ratón sabio, "la oscuridad también nos da descanso para recuperar energías". Benito reflexionó sobre eso y empezó a entender que la oscuridad no era tan aterradora como pensaba. Los amigos decidieron hacer algo especial para ayudar a Benito a enfrentar su miedo.
Organizaron una fiesta sorpresa en medio del bosque por la noche e invitaron a todos los animales para celebrar juntos bajo las estrellas. Cuando llegó la noche de la fiesta, Benito estaba muy nervioso.
Pero su curiosidad y la emoción de ver a todos sus amigos allí le dieron el coraje necesario para enfrentar su miedo. "¡Benito, te presentamos el Bosque Mágico!", exclamaron los ratones mientras encendían cientos de luces brillantes que colgaban de los árboles.
Benito se quedó maravillado al ver cómo todo el bosque se iluminaba con hermosas lucecitas titilantes. Los demás animales también estaban sorprendidos y felices por la increíble transformación del lugar.
Durante esa noche mágica, Benito descubrió que en la oscuridad había muchas cosas hermosas por descubrir: luciérnagas parpadeantes, sonidos tranquilos y melodías nocturnas de las ranas cantoras. Se dio cuenta de que no tenía nada que temer.
A medida que pasaba el tiempo, Benito dejó atrás su miedo a la oscuridad. Ya no se escondía debajo de su mantita cuando caía la noche. En cambio, salía valientemente a explorar el bosque junto a sus amigos.
Y así fue como Benito aprendió una valiosa lección: aunque haya momentos oscuros en nuestra vida, siempre hay algo hermoso esperando ser descubierto si nos atrevemos a mirar más allá del miedo.
Desde ese día en adelante, Benito vivió aventuras emocionantes bajo las estrellas y enseñó a otros animales del bosque a no tenerle miedo a la oscuridad. Y juntos disfrutaron de las bellezas nocturnas del Bosque Mágico.
FIN.