La fiesta nocturna de Roque



Había una vez un gallo malayo llamado Roque, que vivía en una granja en el campo. Roque era muy aventurero y siempre estaba buscando nuevas emociones.

Un día, decidió salir de paseo durante la noche para explorar los alrededores. Era una noche oscura y tranquila cuando Roque, con sus plumas brillantes y su cresta roja, salió sigilosamente de su gallinero. Caminó por el camino empedrado mientras las estrellas iluminaban su camino.

El viento soplaba suavemente entre los árboles, haciendo que las hojas crujieran bajo sus patitas. Roque disfrutaba cada momento de su paseo nocturno hasta que escuchó un ruido extraño proveniente de la distancia.

Se detuvo en seco y agudizó sus oídos para identificar qué era ese sonido tan peculiar. "¡Cucu! ¡Cucu!"- exclamó una lechuza desde lo alto del árbol más cercano. "¡Ayuda! ¡Algo me persigue!"- gritó Roque asustado. La lechuza descendió rápidamente volando hacia él y dijo: "No te preocupes, amiguito.

Ven conmigo". La lechuza guió a Roque hacia un prado cercano donde había luces brillantes y música alegre. Cuando llegaron al prado, Roque quedó asombrado al ver a todos sus amigos animales reunidos allí.

Era una fiesta sorpresa organizada por ellos para celebrar el coraje y la valentía de Roque. Todos los animales aplaudieron y vitorearon cuando vieron a Roque entrar al prado. Había gallinas, patos, caballos y hasta un simpático perro llamado Lucas.

"¡Feliz sorpresa, Roque! ¡Te lo mereces!"- exclamó una gallina emocionada. Roque estaba tan feliz que no podía contener su emoción. Se acercó a cada uno de sus amigos para darles un abrazo y agradecerles por la maravillosa sorpresa.

La noche continuó con música, baile y juegos divertidos. Todos los animales se divirtieron mucho y compartieron historias de sus propias aventuras.

En medio de la fiesta, el búho sabio llamado Sabino se acercó a Roque y le dijo: "Querido amigo, tu valentía es admirable. Pero recuerda que siempre es importante tener precaución cuando salgas de aventuras nocturnas". Roque asintió con solemnidad y prometió ser más cuidadoso en el futuro.

Aprendió una valiosa lección sobre la importancia de equilibrar la curiosidad con la seguridad. Así terminó aquella noche mágica llena de amor y amistad. Roque regresó a su hogar con el corazón lleno de felicidad y gratitud hacia todos sus amigos animales por haberle dado una increíble fiesta sorpresa.

A partir de ese día, Roque siguió siendo un gallo intrépido pero más consciente de los peligros que podrían acechar en la oscuridad nocturna.

Y siempre recordaba aquel hermoso gesto de amistad que había recibido en aquella inolvidable fiesta sorpresa. Y así, el gallo malayo Roque vivió muchas más aventuras en su vida, siempre recordando la importancia de ser valiente pero cauteloso.

Y cada vez que se sentía asustado, pensaba en aquella fiesta sorpresa y encontraba la fuerza para superar cualquier obstáculo. Fin.

FIN.

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