La fiesta Pokémon perfecta
Había una vez un niño llamado Tomás que estaba por cumplir años. Él era un gran fanático de los Pokemones y soñaba con tener una fiesta de cumpleaños temática con todos sus amigos.
Un día, su mamá le preguntó qué quería para su cumpleaños y sin dudarlo, él respondió: "¡Una fiesta de Pokemones!". Su mamá sonrió y le aseguró que tendría la mejor fiesta de todas. Así que empezaron a planear todo juntos.
El día del cumpleaños llegó y la casa estaba decorada con globos rojos y blancos, como las Pokebolas. Había banderines colgando por toda la sala con dibujos de Pikachu, Charizard y otros Pokemones favoritos de Tomás.
Los amigos comenzaron a llegar vestidos como entrenadores Pokemon, cada uno llevando su propia mochila con pelotas para atrapar pokemons imaginarios. Tomás estaba tan emocionado que no podía parar de saltar en el lugar mientras esperaba a todos sus amigos.
Cuando finalmente llegaron todos, comenzaron a jugar juegos divertidos como "Atrapar al Pokemon" donde tenían que correr por toda la casa tratando de atraparse entre sí mientras gritaban sus nombres favoritos Pokémon.
Luego cantaron "Feliz Cumpleaños" mientras su mamá traía un pastel enorme hecho en forma del Pokemon más fuerte: Mewtwo. Todos se sentaron alrededor del pastel mientras Tomás soplaba las velas haciendo un deseo secreto. De repente, escucharon un ruido extraño proveniente del jardín trasero.
Todos salieron corriendo para ver qué era, y allí encontraron una sorpresa increíble: un Pikachu real estaba allí parado frente a ellos. Los niños se emocionaron mucho al verlo y comenzaron a acariciarlo suavemente. El Pikachu parecía feliz y saltaba de alegría junto con ellos.
De repente, el Pikachu empezó a hablar en español argentino con una voz muy amigable: "¡Hola chicos! Soy el verdadero Pikachu que vino aquí para desearle un feliz cumpleaños a Tomás". Los niños estaban asombrados.
Nunca habían visto un Pokemon real antes. Pero el Pikachu les explicó que él era especial y podía hablar porque había sido entrenado por humanos desde pequeño. Juntos, los niños pasaron horas jugando con el verdadero Pikachu, aprendiendo más sobre Pokemones y cómo cuidarlos adecuadamente.
Fue la mejor fiesta de cumpleaños que Tomás había tenido nunca. Al final del día, todos los amigos se fueron felices llevándose de recuerdo unas Pokebolas hechas por ellos mismos durante la fiesta.
Tomás estaba muy contento no solo por haber recibido muchos regalos geniales sino también por haber pasado tiempo divertido con sus amigos mientras aprendían cosas nuevas juntos sobre los Pokemones. Desde entonces, Tomás siempre recordaría esa fiesta como uno de sus mejores momentos en la vida.
Y cuando creció, decidió convertirse en un entrenador Pokemon profesional para poder atraparlos a todos algún día.
FIN.