La fiesta secreta de Luna en el bosque
Había una vez en un pequeño pueblo rodeado de un frondoso bosque, una casa muy especial. En esa casa vivía Luna, una niña curiosa y alegre que siempre estaba dispuesta a descubrir nuevos secretos en el bosque.
Un día, Luna despertó emocionada porque era su cumpleaños. Sus padres le tenían preparada una sorpresa muy especial: iban a hacer un picnic junto al río que cruzaba el bosque.
Luna no podía contener la emoción y rápidamente se vistió con su ropa más cómoda y colorida. Al llegar al río, Luna corrió hacia la orilla y se quedó maravillada contemplando el reflejo del sol en el agua cristalina.
Mientras disfrutaban de un delicioso almuerzo, Luna observó algo brillante entre las piedras del río. ¡Eran estrellas! Pequeñas estrellas plateadas que parecían caídas del cielo. "¡Mamá, papá, miren lo que encontré! ¡Estrellas en el río!", exclamó Luna emocionada.
Sus padres sonrieron y le explicaron que esas —"estrellas" eran en realidad trozos de mica que brillaban con la luz del sol. Aunque no eran estrellas de verdad, para Luna eran tesoros mágicos provenientes del cielo.
Después de comer, decidieron dar un paseo por el bosque para explorar un poco más. Mientras caminaban entre los árboles altos y frondosos, escucharon risas y cantos provenientes de lo profundo del bosque.
Intrigados, siguieron el sonido hasta llegar a un claro donde se encontraba una fiesta sorpresa organizada por los animales del bosque. "¡Feliz cumpleaños, Luna!", gritaron todos los animales al unísono. Luna no podía creer lo que veía: ardillas bailando, pájaros cantando melodías alegres y mariposas revoloteando alrededor de una mesa llena de dulces y regalos.
La conejita Floppy le entregó un ramillete de flores silvestres como regalo mientras el zorro Zafiro tocaba música con su flauta hecha de caña. "¡Gracias a todos! ¡Esto es maravilloso!", dijo Luna con lágrimas de felicidad en sus ojos.
La fiesta duró hasta tarde y cuando llegó la hora de irse, todos los animales acompañaron a Luna y su familia de vuelta a casa.
En ese momento especial bajo la luz de la luna llena, Luna sintió todo su corazón rebosante de amor y gratitud por tener la oportunidad de vivir momentos tan mágicos e inolvidables en compañía de seres tan especiales como sus amigos del bosque.
Desde ese día en adelante, cada vez que miraba las estrellas brillar en el cielo nocturno recordaba aquella increíble aventura vivida en su cumpleaños junto al río y en compañía de sus amigos animales.
Y aunque las verdaderas estrellas estuvieran muy lejos en el firmamento, ella sabía que tenía las más hermosas cerca: las estrellas amigas que iluminaban su camino cada día.
FIN.