La Fiesta Sorprendente para la Ballena Marta



Una mañana brillante en la costa de Argentina, un pequeño pingüino llamado Pipo estaba disfrutando de la calma del océano. Mientras chapoteaba alegremente en el agua, notó que algo se acercaba por la arena. Era un guanaco llamado Gusto, que venía caminando con su elegante pelaje marrón.

- ¡Hola, Gusto! -gritó Pipo emocionado-. ¿Qué hacés por acá?

- ¡Hola, Pipo! -respondió Gusto-, venía a dar un paseo. La arena está tan linda hoy. ¿Y vos?

- Estoy pensando en hacer algo especial. ¿Sabías que hoy es el cumpleaños de la ballena Marta?

Los ojos de Gusto se iluminaron con la idea.

- ¡No lo puedo creer! Marta siempre ha sido tan amable y generosa con todos nosotros. ¡Deberíamos organizarle una fiesta!

- ¡Sí! -exclamó Pipo-. Pero, ¿cómo hacemos para que todos se enteren?

Gusto pensó por un momento y luego dijo:

- Podemos hablar con los demás animales. ¡Hagamos una enorme invitación!

Así que Pipo y Gusto comenzaron a recorrer la costa, llamando a todos sus amigos. Invitaron a las focas, a los cangrejos, y hasta a los pelícanos que volaban alto por el cielo.

Con cada invitación, más y más animales se unieron a la idea. Todos estaban muy entusiasmados y comenzaron a sugerir cosas divertidas para la fiesta.

- ¡Podemos traer algas frescas y hacer una ensalada! -gritó una foca.

- Y yo puedo preparar pastelitos de plomo con un toque de sal -dijo un cangrejo mientras movía sus pinzas en el aire.

El gran día llegó. Todos los animales trabajaron juntos para decorar el lugar. Usaron algas verdes, conchitas de colores, y hasta algunas flores que encontraron en la orilla. Sin embargo, había un problema: nadie sabía cómo hacer llegar la invitación a Marta, que nadaba hondo en el océano.

- ¿Cómo le decimos que la fiesta es hoy? -se preocupó Pipo.

Gusto, siempre pensando rápido, dijo:

- ¡Ya sé! Podemos hacer un gran ruido y ella escuchará. ¡Agitemos nuestras colas y hagamos sonar nuestras voces!

Todos estuvieron de acuerdo y juntos empezaron a hacer ruidos, gritando con toda su fuerza.

- ¡Marta, ven a la playa! ¡Estamos organizando una fiesta para vos! -gritó Gusto, moviendo su cola con energía.

Después de un momento, la gran ballena apareció en la superficie, curiosa por los ruidos. Cuando se acercó a la playa, se dio cuenta de la hermosa decoración y todos los animales esperando con sonrisas.

- ¿Qué está pasando aquí? -preguntó Marta, con su gran voz profunda.

- ¡Feliz cumpleaños, Marta! -gritaron todos al unísono.

La ballena, emocionada y sorprendida, sonrió con alegría.

- ¡No sabía que ustedes se acordarían de mi cumpleaños! -dijo Marta con lágrimas de alegría en sus ojos-. ¡Gracias, amigos!

La fiesta comenzó y todos disfrutaron de la comida, el baile, y hasta del canto de las olas. Pero en medio de toda la alegría, hubo un nuevo giro: una enorme tormenta comenzó a crecer en el horizonte, y el cielo se oscureció.

- ¡Rápido! -gritó Pipo-. Debemos llevar la comida y las decoraciones al refugio de la cueva. No podemos dejar que se arruine la fiesta.

Todos los animales trabajaron juntos, llevando la comida y los adornos a la cueva cercana. Mientras se refugiaban, comenzaron a contar historias y cantar canciones para mantener el ánimo alto.

- Esto no va a arruinar nuestro día -dijo Gusto con firmeza-. ¡Estamos juntos y eso es lo que importa!

Después de un rato, la tormenta pasó y un hermoso arcoíris se formó en el cielo. Al salir de la cueva, todos aplaudieron y celebraron.

- ¡Ahora es el momento de la verdadera fiesta! -exclamó Marta con entusiasmo.

Así que los animales volvieron a la playa, y continuaron la celebración, disfrutando del sol brillante y de la compañía unos de otros. Pipo y Gusto se miraron con complicidad, sintiéndose felices de haber hecho algo tan especial para su amiga.

La fiesta fue un éxito, y Marta nunca olvidó el cariño que sus amigos le demostraron. Todos aprendieron que, a pesar de los obstáculos, con trabajo en equipo y amor, cualquier sueño puede hacerse realidad.

Desde aquella fiesta inolvidable, Pipo, Gusto y Marta se convirtieron en amigos inseparables, y cada año celebraban juntos el cumpleaños de la ballena, recordando aquel día en que demostraron que la amistad y la colaboración son la clave para superar cualquier desafío.

FIN.

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