La Fiesta Sorpresa de Mateo
Mateo, un niño pequeño con una gran idea en mente, quería hacerle una fiesta sorpresa a su mamá.
Sabía que ella llegaba del trabajo a las 5 de la tarde, así que tenía que apurarse para conseguir todo lo necesario antes de que llegara. Primero, Mateo decidió que el regalo perfecto para su mamá sería un bonito ramo de flores, así que agarró su alcancía y salió de su casa rumbo a la floristería.
Caminando por las coloridas calles de su barrio, Mateo llegó a la floristería y con mucho esfuerzo logró contar todas las monedas que tenía. Con una sonrisa, eligió un hermoso ramo de flores y se dirigió a la caja.
"Buenas tardes, ¿cuánto cuesta este ramo de flores?", preguntó Mateo con timidez. "Son diez pesos, querido", respondió amablemente la dueña de la floristería. Con orgullo, Mateo dejó las monedas en el mostrador y salió corriendo con su regalo.
Luego, se dirigió a la tienda de decoraciones para conseguir los adornos. Con mucho ingenio, buscó entre todos los productos y finalmente encontró unos globos coloridos y guirnaldas brillantes que sabía que a su mamá le encantarían.
Con sus manos llenas, Mateo se dirigió a la panadería para comprar la torta. Al llegar a la panadería, pudo oler el delicioso aroma a vainilla y chocolate que salía del horno. Con mucho cuidado, eligió una torta decorada con flores de azúcar y se dispuso a llevarla a su casa.
Una vez en casa, Mateo se puso manos a la obra. Colocó los adornos por toda la sala, cuidando cada detalle, colocó la torta en el centro de la mesa y esperó ansioso la llegada de su mamá.
Cuando por fin escuchó la llave en la cerradura, todos sus nervios desaparecieron y una gran sonrisa se dibujó en su rostro. "¡Sorpresa, mamá!", exclamó Mateo mientras su mamá entraba a la sala.
La mamá de Mateo quedó maravillada por la hermosa sorpresa que le había preparado su querido hijo. La emoción y el amor inundaron la habitación, y juntos disfrutaron de la inolvidable fiesta sorpresa.
FIN.