La Fiesta Sorpresa de Pato



En un hermoso atardecer, el lago de la granja brillaba con todos sus colores. La pata, llamada Pati, era una amiga muy especial del pato, que se llamaba Patón. Patón era amarillo, con patas y pico anaranjado, y Pati era de un hermoso gris con alas de pintas blancas. Se querían mucho y pasaban sus días nadando y jugando en el agua.

Un día, mientras Pati pensaba en sus aventuras con su amigo, se dio cuenta de que el cumpleaños de Patón se acercaba. ¡Tenía que hacer algo muy especial! Así que decidió organizarle una fiesta sorpresa.

"¡Voy a invitar a todos!" - pensó Pati, emocionada.

"Pero debo ser muy astuta para que no se entere. ¡Necesito ayuda!"

Entonces, se acercó a sus amigos del lago: a las ranas, a los peces y hasta a la tortuga que siempre estaba tomando el sol.

"¡Vamos a hacerle una fiesta a Patón!" - exclamó Pati.

"¡Sí! ¡Eso suena divertido!" - répondieron las ranas, brincando de alegría.

"Yo puedo ayudar con las decoraciones" - dijo la tortuga con una sonrisa.

El plan estaba en marcha. Prepararon globos coloreados con pétalos de flores, hicieron una rica torta de algas y decoraron con hojas verdes. Todo estaba listo para que, a la puesta del sol, Patón llegara al lago sin sospechar nada.

El día de la fiesta, Pati estaba un poco nerviosa. Miraba el reloj y pensaba, "¿Y si Patón no llega? ¿Y si no le gusta?" Aunque sus amigos la animaban, no podía evitar sentirse así.

Cuando el sol empezó a ocultarse, Pati escuchó el chapoteo de Patón acercándose. Su corazón se aceleró de emoción.

"¡Rápido, escondámonos!" - susurró Pati y todos obedecieron, escondiéndose detrás de los juncos.

Patón llegó al lago, mirando el agua que brillaba bajo la luz del atardecer. Justo cuando decidió asomarse, ¡pum! , todos sus amigos saltaron al agua.

"¡Sorpresa!" - gritaron al unísono.

Patón se quedó paralizado por un momento, luego su cara se iluminó de felicidad.

"¡¿Esto es para mí? !" - preguntó sorprendido.

"¡Sí! ¡Es tu cumpleaños!" - respondió Pati con una sonrisa inmensa.

Pasaron un rato increíble. Jugaron, comieron la torta de algas y bailaron en el agua. Pero después de un tiempo, Patón notó que su amiga Pati lucía un poco triste.

"¿Qué te pasa, Pati?" - preguntó preocupado.

"No es nada, solo que..." - empezó ella, titubeando.

"¿Solo qué?" - insistió Patón.

"No estoy segura de que todos hayan disfrutado de la fiesta. No he visto a todo el mundo bailar juntos..."

Patón sonrió y recordó lo que siempre su amiga le decía: "La amistad está en compartir momentos, no en que todo salga perfecto". Se acercó a Pati y dijo:

"¿Sabés qué? Cada uno de nosotros ha venido a celebrar nuestra amistad. Y eso es lo que importa. ¡Vamos a bailar juntos!"

Así que en un instante, Patón tomó la iniciativa y empezó a bailar. Pati lo siguió, y poco a poco, todos se unieron a la fiesta. Riendo y brincando, disfrutaron la noche como nunca antes.

Al final de la fiesta, Patón miró a todos sus amigos y, con el corazón lleno de alegría, dijo:

"¡Este ha sido el mejor cumpleaños de mi vida! Gracias, Pati, por hacerme sentir tan especial."

Y así, Pati aprendió que a veces las cosas no tienen que ser perfectas para ser maravillosas. Lo que realmente importa es el cariño, la amistad y la alegría compartida...

Nunca olvidarán aquella fiesta en el lago, donde no solo celebraron el cumpleaños de un pato, sino la amistad que los unía a todos.

Desde ese día, la pata y el pato siguieron compartiendo aventuras, sabiendo que lo importante era estar juntos y disfrutar cada momento.

FIN.

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