La figura en la niebla


La familia Rodríguez había planeado un viaje a Ushuaia durante meses. Era su sueño conocer la ciudad más austral del mundo y sus hermosos paisajes.

Pero lo que no sabían era que su aventura se convertiría en una pesadilla. Mientras conducían por las sinuosas carreteras de la región, llegaron a una curva cerrada rodeada de densa niebla. El padre, Juan, redujo la velocidad y trató de mantener el control del vehículo mientras avanzaban con cautela.

De repente, algo golpeó fuertemente la parte trasera del automóvil. Los neumáticos rechinaron y el coche empezó a derrapar peligrosamente hacia el borde del precipicio. María, la madre, gritó desesperadamente mientras abrazaba a sus hijos pequeños.

Juan intentaba maniobrar para evitar caer al vacío pero algo parecía impedírselo. Fue entonces cuando vieron una figura oscura parada en medio de la carretera, bloqueando su paso.

Parecía ser un hombre alto y fornido con ojos rojos brillantes que los miraba fijamente desde la niebla. -¡Qué es eso! -exclamó María mientras temblaba de miedo. Juan intentó retroceder pero algo seguía empujando el auto hacia adelante.

La presencia siniestra parecía estar cada vez más cerca de ellos hasta que finalmente lograron detenerse justo frente al extraño personaje. El hombre se acercó lentamente al coche y habló con voz ronca:-Bienvenidos a mi territorio... nunca debieron haber venido aquí... Juan trató de arrancar el motor pero las llaves no respondían.

La familia estaba atrapada y a merced de aquel ser desconocido que los observaba con una sonrisa malévola. La noche pasó lentamente mientras la niebla densa cubría todo a su alrededor.

Los Rodríguez nunca volvieron a ser vistos ni se supo qué fue lo que les ocurrió en aquella curva maldita. Dicen que aún hoy, si te aventuras por esa carretera en Ushuaia, puedes sentir la presencia del hombre con ojos rojos que acecha a los viajeros imprudentes.

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