La Flor de la Amistad
En un hermoso y colorido océano vivían dos peces muy especiales, Isi, una pez globo de brillantes colores, y Leco, un pez payaso muy lleno de energía. Un día, mientras nadaban juntos entre los corales, Isi vio una flor marina que brillaba como un tesoro escondido.
"¡Mirá, Leco!" - exclamó Isi, señalando la flor. "Esa flor es tan hermosa. Desearía tener una."
Leco, que era muy atento y siempre buscaba hacer feliz a su novia, decidió que le conseguiría esa flor. Sin embargo, no era fácil. La flor crecía en un rincón del océano donde los peces no solían ir, pues estaba protegido por un viejo pez espátula que no permitía el acceso a nadie.
Así que Leco se preparó para la aventura y recurrió a sus amigos para que lo ayudaran. Un enorme pulpo llamado Octavio y una simpática estrella de mar llamada Estrella se unieron a él.
"¡Vamos, equipo!" - dijo Leco emocionado. "Tenemos que ser astutos para llegar hasta la flor."
El grupo nadó hacia la zona prohibida. Estando cerca, notaron que el pez espátula vigilaba el lugar con atención. Octavio tuvo una idea brillante.
"Yo puedo crear una nube de tinta para confundirlo. Mientras él esté distraído, ustedes corran a buscar la flor."
Todos estuvieron de acuerdo, y así lo hicieron. Octavio liberó su tinta, creando una cortina oscura que cubrió el área. Mientras el pez espátula estaba ocupado intentando ver a través de la niebla, Leco y Estrella nadaron rápidamente hacia la flor.
Cuando llegaron, Leco quedó maravillado por su belleza, pero de repente se dio cuenta de que la flor estaba trenzada con algas.
"¡Ay no! No puedo arrancarla sin dañar la planta..." - pensó Leco, preocupado.
"Podemos pedirle ayuda al pez espátula!" - sugirió Estrella. "Quizás no sea tan malo como parece."
Leco dudó, pero decidió que era lo mejor. Juntos nadaron hacia el pez espátula, que se mantenía en su lugar, surcando con su aleta.
"Hola, señor pez espátula" - comenzó Leco con respeto. "Vine a buscar esta flor para mi amiga, pero está atrapada. ¿Nos podría ayudar?"
El pez espátula miró a Leco y luego a la flor, y después de un momento dijo:
"He protegido esta flor porque es muy especial y no quiero que nadie la maltrate. Pero veo que tu intención es buena."
Leco y Estrella se sintieron aliviados y listos para ayudar. Utilizando sus aletas, el pez espátula los guió a como deshacer el enredo de algas sin dañar la planta. Con un último movimiento cuidadoso, Leco logró liberar la flor sin hacerle daño.
"¡Gracias!" - exclamó Leco con alegría. "Ahora puedo llevarle esto a Isi."
El pez espátula sonrió.
"Mi intención es proteger, no ser un obstáculo. Siempre que sigas haciendo cosas buenas, puedes volver a visitarme."
Con la flor en su aleta, Leco y sus amigos regresaron a donde estaba Isi. Cuando él se acercó, su rostro se iluminó de felicidad.
"¡Leco! ¡Has conseguido la flor!" - gritó Isi, emocionada. "¡Es preciosa!"
Leco le entregó la flor y le contó toda la aventura. Isi lo miró con admiración.
"¡Qué valiente y considerado sos, Leco!" - dijo Isi. "Gracias por todo. A veces las cosas que deseamos requieren más que solo ir a buscarlas. Necesitamos ser pacientes y aprender a trabajar en equipo."
Leco sonrió, sabiendo que la aventura no solo fortaleció su relación, sino que también les enseñó a todos sobre la importancia de la amistad y la colaboración.
Desde ese día, Isi y Leco hicieron muchas más aventuras, siempre recordando que, juntos, podían superar cualquier desafío. Y la flor quedó como un símbolo de su amistad, siempre recordándoles que lo más hermoso de todos era el cariño que compartían.
FIN.