La flor de las ondulaciones


Érase una vez en el hermoso valle de las flores, vivía una mujer llamada Margarita. Margarita tenía un cabello crespo con ondulaciones tan hermosas que parecían pequeñas olas.

Ella amaba su cabello y lo cuidaba con mucho cariño, pero algunas personas en el pueblo se burlaban de ella por tener un aspecto tan diferente. A pesar de esto, Margarita siempre mantenía una sonrisa en su rostro y ayudaba a todos los habitantes del valle con amor y bondad.

Un día, mientras paseaba por la pradera, Margarita se encontró con una bruja amable que le regaló una semilla muy especial. La bruja le dijo: "Margarita, siembra esta semilla con amor y paciencia, y nunca dejes de ser tú misma".

Sin dudarlo, Margarita plantó la semilla en su jardín y la regó con amor todos los días.

Pronto, la semilla comenzó a crecer y, para sorpresa de Margarita, se convirtió en una hermosa flor con forma de diente de león, pero con delicadas ondulaciones que recordaban el cabello de Margarita. La flor se abrió lentamente y desprendió un brillo mágico que iluminó todo el valle.

Margarita se acercó a la flor y, al tocar sus delicados pétalos, sintió una energía cálida recorrer su cuerpo. En ese momento, Margarita se transformó en la flor misma, convirtiéndose en el símbolo de la belleza y la aceptación de la diferencia en el valle.

Todos los habitantes del valle quedaron asombrados al ver a Margarita convertida en una hermosa flor, y se arrepintieron de haberla juzgado por su aspecto.

Desde entonces, la flor de las ondulaciones se convirtió en un recordatorio para todos de que la verdadera belleza está en la diversidad y en ser fiel a uno mismo. Y Margarita, convertida en la flor, continuó iluminando los corazones de todos con su amor incondicional.

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