La Flor del Amor


Había una vez un hermoso jardín llamado Flores Silvestre. En ese lugar, todas las plantas crecían libres y felices, sin que nadie las cultivara.

Sin embargo, había una flor llamada Jardin Cultivar que no se sentía satisfecha con su vida en el jardín. A diferencia de las demás flores, ella quería ser cuidada y mimada por alguien.

Soñaba con tener un dueño que la regara todos los días y le diera todo el amor y atención que merecía. Un día, mientras Jardin Cultivar pensaba en sus deseos, escuchó una voz suave proveniente del viento. Era la voz del Hada de los Jardines, quien había estado observando a la triste flor desde hacía tiempo.

El Hada de los Jardines se acercó a Jardin Cultivar y le dijo: "Querida flor, he oído tus anhelos y deseo ayudarte. Pero debes saber que encontrar un dueño no es tan fácil como parece".

Jardin Cultivar se emocionó al escuchar estas palabras y preguntó al hada cómo podían hacerlo realidad. El hada sonrió y respondió: "Para encontrar a tu dueño perfecto, primero debes pasar por una serie de pruebas".

Después de decir esto, el hada llevó a Jardin Cultivar a través del jardín hasta llegar a un camino lleno de obstáculos. Había rocas grandes bloqueando el paso y ramas entrelazadas dificultando el avance. Jardin Cultivar miró con miedo pero decidió enfrentar cada desafío con valentía.

Saltó sobre las rocas más grandes e hizo girar las ramas para abrirse paso. Después de superar los obstáculos, llegaron a un claro donde el hada le mostró tres macetas vacías. Cada maceta tenía una etiqueta con palabras escritas: —"Amor" , —"Cuidado"  y —"Constancia" .

El hada explicó: "Estas son las cualidades que tu dueño perfecto debe tener. Ahora, debes elegir en cuál de estas macetas deseas florecer". Jardin Cultivar pensó durante mucho tiempo y finalmente decidió florecer en la maceta del amor.

A medida que pasaba el tiempo, Jardin Cultivar comenzó a crecer y florecer más hermosa que nunca. Era tan radiante y llena de vida que todos los animales del jardín se acercaban a admirarla.

Un día, mientras Jardin Cultivar disfrutaba del sol, un niño llamado Lucas pasó por el jardín. Sus ojos brillaron al ver la maravillosa flor y supo inmediatamente que era su dueña perfecta.

Lucas llevó a Jardin Cultivar a su casa y la cuidó con todo su amor. Regaba la planta todos los días, asegurándose de que recibiera suficiente luz solar y nutrientes. Con el amoroso cuidado de Lucas, Jardin Cultivar siguió creciendo fuerte y hermosa.

Su colorido pétalo llenaba de alegría el hogar del niño. Y así es como Flores Silvestre Jardin Cultivar encontró su felicidad al ser amada y cuidada por alguien especial.

Aprendió que no siempre necesitamos cambiar nuestra situación para encontrar la felicidad; solo necesitamos encontrar a la persona adecuada que nos valore y cuide con amor.

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