La flor del aprendizaje
Había una vez un pequeño niño llamado Tomás que vivía en la ciudad con su familia. Un día, sintiéndose aburrido y cansado de la rutina diaria, decidió escaparse de casa para explorar el mundo.
Caminó por horas hasta que llegó a un campo lleno de flores. Mientras caminaba entre ellas, vio algo asombroso: una flor gigante que se extendía hacia el cielo. Se acercó cautelosamente para observarla mejor y quedó maravillado por su belleza.
"¡Es la flor más grande del mundo!"- exclamó Tomás emocionado. De repente, escuchó un ruido detrás de él y al girarse vio a un anciano sentado en una silla cerca de la flor.
"¿Qué haces aquí, pequeño?"- preguntó el anciano con voz amable. "Me escapé de casa porque quería ver cosas nuevas"- respondió Tomás tímidamente. El anciano sonrió y le explicó que esa flor era muy especial ya que solo florecía una vez al año.
Además, le contó sobre los cuidados necesarios para mantenerla saludable y hermosa. Tomás estaba fascinado con todo lo que aprendió sobre la flor gigante y decidió quedarse allí para ayudar al anciano a cuidarla. Aprendió mucho mientras trabajaban juntos durante días enteros.
Descubrió cómo regarla adecuadamente, cómo podar las hojas muertas y cómo protegerla del sol ardiente del mediodía.
Un día, mientras estaban sentados bajo la sombra de un árbol cercano descansando después del trabajo duro, el anciano le dijo a Tomás:"Has sido un gran ayudante y has aprendido mucho sobre la flor más grande del mundo. Pero hay algo que aún no sabes". "¿Qué es?"- preguntó Tomás curioso.
"Que tú también eres especial y tienes un gran potencial dentro de ti. Siempre debes seguir tus sueños y nunca dejar de aprender cosas nuevas"- respondió el anciano con una sonrisa.
Tomás se sintió inspirado por las palabras del anciano y decidió volver a casa para aplicar todo lo que había aprendido en su vida diaria. Descubrió que cuidar la flor gigante había sido una experiencia transformadora que le enseñó habilidades importantes como la paciencia, la perseverancia y la responsabilidad.
Desde ese día en adelante, Tomás siempre recordaría su aventura en el campo de flores y cómo descubrió su propio potencial gracias a la ayuda del anciano sabio y amable.
FIN.