La Flor del Jardín Encantado
En un hermoso jardín, lleno de colores y aromas, crecía una flor muy especial llamada Flora. Era una margarita con pétalos de mil colores y un brillo único que la hacía destacar entre todas las demás. Flora era feliz, pero a menudo sentía que no encajaba del todo con las otras flores, que eran más simples y tenían un solo color.
Un día, mientras el sol brillaba con fuerza, Flora escuchó a dos flores conversando sobre el Festival de los Jardines, un evento muy importante donde todas las flores se mostrarían en su máximo esplendor.
"Escuchaste, Rosa? Este año habrá una competencia para ver cuál flor es la más hermosa", dijo Girasol.
"Sí, pero todas saben que es difícil competir con los lirios y las rosas. Son tan elegantes", respondió Rosa con tristeza.
Flora sintió un pequeño cosquilleo en su interior. Tal vez, su singularidad podría ser su mayor fortaleza.
El día del Festival llegó y todas las flores estaban emocionadas. Un jurado de mariposas, conocido por ser muy exigente, iba a elegir a la flor más bella del jardín. Flora, aunque nerviosa, decidió participar.
"¿Estás loca, Flora? No encajas aquí. No tienes ese color uniforme como nosotras", le dijo una flor al pasar.
"Pero... estoy orgullosa de ser diferente", respondió Flora, sonriendo con confianza.
Cuando llegó su turno, Flora se puso de pie con todos sus pétalos desplegados. Las mariposas volaban alrededor, hipnotizadas por su resplandor. Pero, a medida que se acercaban, una de ellas se detuvo y exclamó:
"¿Por qué brilla tanto esta flor?"
"Es la luz de la alegría que ella irradia. Es diferente, pero esa es su belleza", dijo una pequeña abeja que pasaba volando.
Las mariposas tendieron a volar, hablando entre ellas. No pasaron mucho tiempo para que la mariposa más anciana, que había visto muchas flores a lo largo de su vida, proclamara:
"¡Alto, alto! ¡No pueden elegir una sola ganadora! ¡Flora debe ser premiada por ser única!"
De repente, todas las flores comenzaron a aplaudir, y Flora no sabía si llorar de felicidad o reír. Como resultado, decidieron hacer una nueva categoría en la competencia: "La Flor más Especial del Jardín". Flora ganó, distinta de todas las demás, y eso fue lo que la hizo hermosa.
Con el tiempo, Flora enseñó a las otras flores a celebrar sus diferencias, recordándoles que cada una de ellas tenía una cualidad única que las hacía especiales.
Aunque al principio Flora se sintió fuera de lugar, encontró que ser diferente la llevó a un lugar extraordinario, donde todos aprendieron a apreciarse mutuamente por lo que eran. El jardín, en lugar de parecer un lugar de competencia, se convirtió en el Jardín de las Flores Únicas, lleno de colores, risas y amistad.
Y así, Flora floreció, no solo como una margarita brillante, sino también como el símbolo de la diversidad y la aceptación en su jardín encantado.
FIN.