La Flor del Tesoro


Había una vez en un pequeño pueblo de Argentina, un niño llamado Mateo. Mateo era muy curioso y siempre estaba buscando nuevas aventuras para vivir.

Un día, mientras exploraba el bosque cercano a su casa, encontró una extraña planta con flores brillantes y multicolores. Intrigado por la belleza de la planta, Mateo decidió llevársela a casa.

Al llegar a su hogar, mostró la planta a su abuelo Don Carlos, quien era un gran conocedor de las plantas y los animales. - Abuelo, mira lo que encontré en el bosque. ¿Sabes qué tipo de planta es? - preguntó emocionado Mateo.

Don Carlos examinó detenidamente la planta y dijo: "¡Es una Flor del Tesoro! Es muy rara y se dice que tiene poderes mágicos".

Mateo se emocionó aún más al escuchar eso y preguntó: "¿Qué tipo de poderes mágicos tiene?"Don Carlos sonrió y explicó: "Dicen que esta flor puede conceder un deseo especial a la persona que cuide de ella con amor y paciencia. Pero también dicen que solo florecerá si esa persona es bondadosa y ayuda a los demás".

Mateo quedó fascinado por las palabras de su abuelo e inmediatamente decidió cuidar de la Flor del Tesoro con todo su corazón. La regaba todos los días, le daba luz solar adecuada e incluso le hablaba dulcemente. Con el paso del tiempo, Mateo comenzó a notar cambios en la flor.

Las hojas se volvieron más verdes y brillantes, mientras que los capullos parecían estar a punto de abrirse. Mateo estaba emocionado, sabía que la flor estaba cerca de florecer.

Un día, mientras paseaba por el pueblo, Mateo vio a su amigo Lucas sentado en un banco con lágrimas en los ojos. - ¿Qué te pasa, Lucas? - preguntó preocupado Mateo. Lucas sollozando respondió: "Perdí mi pelota favorita y no sé dónde buscarla".

Mateo recordó las palabras de su abuelo sobre ayudar a los demás y decidió hacer algo al respecto. Le contó a Lucas sobre la Flor del Tesoro y cómo podía conceder deseos si uno era bondadoso. Juntos fueron al jardín de Mateo y se acercaron a la planta.

- Flor del Tesoro, necesitamos tu ayuda - dijo Mateo con voz suave -. Mi amigo Lucas perdió su pelota favorita. Por favor, ayúdanos a encontrarla.

Para sorpresa de ambos niños, la flor comenzó a brillar intensamente y un camino dorado apareció frente a ellos. Siguiendo el camino dorado, llegaron hasta un arbusto donde encontraron la pelota perdida de Lucas.

Ambos niños estaban asombrados por lo que acababan de presenciar y regresaron corriendo para contarle todo al abuelo Don Carlos. Él sonrió orgulloso al escuchar su historia y les dijo: "Han demostrado ser verdaderamente bondadosos y solidarios. La Flor del Tesoro ha florecido gracias a ustedes".

Desde aquel día, Mateo continuó cuidando de la Flor del Tesoro con más amor aún. Y cada vez que alguien necesitaba ayuda, él y Lucas acudían a la planta y esta les guiaba hacia la solución.

La historia de Mateo y la Flor del Tesoro se convirtió en una leyenda en el pueblo. Todos los niños aprendieron sobre la importancia de ser amables y ayudar a los demás, inspirados por las acciones de Mateo.

Y así, gracias a su curiosidad, bondad y paciencia, Mateo descubrió el verdadero poder de la amabilidad y cómo un simple acto puede cambiar vidas.

Dirección del Cuentito copiada!