La Flor del Yaguareté



Había una vez en lo más profundo de la selva de Misiones, un yaguareté llamado Yaguari que soñaba con ser el más valiente de todos los felinos. Aunque era fuerte y ágil, Yaguari sentía que le faltaba algo para cumplir su sueño.

Un día, mientras caminaba por la selva, escuchó un susurro entre las hojas. Era una anciana tortuga llamada Tula, famosa por contar historias maravillosas.

"Hola, pequeño yaguareté. ¿Qué te preocupa?" - le preguntó Tula.

"Quiero ser el más valiente de la selva, pero no sé cómo lograrlo" - respondió Yaguari, bajando la cabeza.

La tortuga sonrió.

"Hay una leyenda sobre la Flor del Yaguareté. Se dice que quien la encuentre y la proteja, adquirirá la verdadera valentía" - explicó Tula.

"¡Esa es la solución! Debo encontrarla" - exclamó Yaguari, emocionado.

Tula le advirtió que la flor estaba escondida en un lugar peligroso, custodiada por un rugido amenazante, pero eso no detuvo al valiente yaguareté. Partió con determinación.

Mientras avanzaba, se encontró con distintos animales de la selva. Un pequeño loro llamado Pipo, que soñaba con volar alto, se unió a Yaguari.

"¡Yo también quiero ser valiente!" - dijo Pipo, volando alrededor de él.

Juntos llegaron a un río caudaloso. Allí se encontraron con una sabia sapo llamada Susi, que les dijo:

"Si quieren cruzar, deben ayudar a un pez atascado en las piedras".

"¡Lo haremos!" - gritaron al unísono.

Juntos lograron liberar al pez y, agradecido, este les mostró un camino menos peligroso a través del agua.

Al llegar a la cueva donde se escondía la Flor del Yaguareté, sintieron un fuerte temblor. Al entrar, un gran jaguar negro se interpuso en su camino.

"¿Quiénes se atreven a entrar en mi cueva?" - rugió el jaguar.

"Venimos en busca de la Flor del Yaguareté, para ser valientes" - respondió Yaguari, tratando de mostrarse fuerte.

El jaguar se rió.

"¿Valientes? ¡No saben lo que es el verdadero coraje!"

Yaguari, junto a Pipo, comprendieron que debía demostrar su valentía no enfrentándose al jaguar, sino siendo inteligentes.

"Lo que tú llamas valentía, tal vez sea una prueba para ver cuánto valor hay en nosotros para evitar la violencia" - dijo Pipo, volando sobre el jaguar.

Sorprendido por la respuesta, el jaguar dejó escapar una sonrisa, consciente de que su rugido no era el verdadero símbolo de la valentía.

"Quizás tienen razón. Deberían buscar la flor, está escondida en el centro de la cueva" - aceptó.

Con nuevos pasos, se adentraron en la profunda cueva y, para su sorpresa, hallaron la Flor del Yaguareté en un resplandor mágico. Era hermosa y brillante, con colores que apenas podían describir.

"¡La encontramos!" - gritaron ambos con alegría.

Pero no la podían tocar, porque un hechizo protegía a la flor. La anciana tortuga había mencionado que solo quienes demuestran bondad y valentía podrían romper el hechizo.

"¿Qué hacemos ahora?" - preguntó Yaguari.

"Debemos ser un equipo y trabajar juntos, recordando lo que hemos aprendido en el camino" - sugirió Pipo.

Así, Yaguari se sentó y, con toda su fuerza, habló al jaguar.

"Te necesitamos, compañero. Juntos, usemos nuestra fuerza para proteger lo que es importante. Esa es la verdadera valentía".

El jaguar asintió. Con su potencia, empujaron una roca que bloqueaba el fogueo y, de repente, un rayo de luz iluminó la flor. El hechizo se rompió y, como un regalo, la flor comenzó a brillar en su dirección.

Yaguari entendió que no se trataba solo de ser fuerte, sino de ser un buen amigo y trabajar en equipo.

"¡Gracias, amigos! ¡Ahora tengo lo que necesitaba para ser valiente!"]

Y así, cimentaron su amistad y, al regresar a su hogar, cada uno había aprendido una poderosa lección sobre la valentía, la amistad y el trabajo en grupo. Desde entonces, el yaguareté, Pipo y el jaguar se convirtieron en los mejores aliados de la selva, protegiendo a todos los seres, sabiendo que la verdadera valentía nace de la bondad y la unidad.

Fin.

FIN.

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