La flor especial



En un pequeño pueblo rodeado de montañas, vivía una hermosa flor llamada Sofía. Sofía era muy especial, pues era única en toda la región. Su color era un tono de rosa tan suave que parecía una pincelada del mejor pintor.

Dicen que esa flor la pintó el mismísimo pintor de las estrellas. Todos los habitantes del pueblo amaban a Sofía, la cuidaban con esmero y se maravillaban con su belleza.

Un día, llegó al pueblo un artista llamado Juan, quien quedó impactado por la belleza de Sofía. -Hola, soy Juan, un pintor. ¿Te importaría si te dibujo? -le preguntó a la flor. Sorprendentemente, la flor asintió con suavidad.

Durante días, Juan se dedicó a retratar a Sofía, dedicando cada trazo con amor y cuidado. Trabajó día y noche en su obra maestra. Cuando terminó, sopló un poco de polvo de estrellas sobre el lienzo y la flor pareció cobrar vida en el cuadro.

La gente del pueblo quedó asombrada al ver la pintura, que reflejaba toda la magia de la flor. Sofía, por su parte, se sentía feliz de ser inmortalizada en esa hermosa obra.

A partir de ese momento, la pintura de Sofía viajó por el mundo, llevando consigo la belleza y el encanto de aquella flor tan especial, inspirando a todos a cuidar y valorar la naturaleza.

Juan se convirtió en un artista famoso gracias a su obra, pero siempre recordó con cariño a la flor que le había otorgado tanta inspiración. Sofía siguió creciendo en su lugar, siendo fuente de alegría y asombro para generaciones futuras.

FIN.

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