La Flor Margarita y el Marciano Perdido



Había una vez en un jardín encantado, una hermosa flor margarita llamada Venus. Venus era muy amigable y siempre estaba rodeada de otros tipos de flores y animales del jardín.

Sin embargo, a medida que pasaba el tiempo, Venus comenzó a sentirse sola. Un día, mientras observaba el cielo estrellado por la noche, Venus tuvo una idea brillante. Decidió que buscaría nuevos amigos fuera del jardín. "¡Quiero conocer a alguien diferente!", exclamó emocionada.

Al día siguiente, cuando salió el sol, Venus se puso su mejor vestido y se adentró en el bosque cercano. Mientras caminaba entre los árboles altos y frondosos, vio algo brillante en medio de un claro.

Era un pequeño objeto plateado que parecía venir desde el espacio. Venus se acercó con curiosidad y descubrió que era un marciano perdido llamado Marti. Marti tenía forma de pelota verde con antenas en la cabeza y ojos grandes como platillos voladores.

"¡Hola! Soy Venus", dijo la flor margarita con entusiasmo. "¿Eres un marciano?"El marciano se sorprendió al ver a una flor hablando con él pero respondió: "Sí, soy Marti. Me perdí en mi camino hacia Marte".

Venus sonrió y le ofreció su ayuda a Marti para encontrar su camino de regreso a casa. Juntos exploraron el bosque mágico mientras buscaban pistas sobre cómo llegar a Marte.

En su aventura encontraron hadas juguetonas que les dieron consejos sabios sobre las estrellas y los planetas. También conocieron a un búho sabio que les enseñó sobre la dirección correcta a seguir. Después de mucho caminar y aprender, Venus y Marti finalmente encontraron una nave espacial abandonada en un claro.

Con ayuda de Marti y su conocimiento marciano, lograron hacerla funcionar nuevamente. "¡Gracias por ayudarme a encontrar mi camino a casa!", dijo Marti emocionado mientras se despedía de Venus. "Eres la mejor amiga que alguien podría tener".

Venus se sintió feliz por haber podido ayudar a su nuevo amigo y regresó al jardín con una sonrisa en su rostro.

Aunque había buscado nuevos amigos fuera del jardín, se dio cuenta de que los verdaderos amigos siempre estarían cerca cuando más los necesitara. Desde ese día en adelante, Venus valoró aún más las amistades que tenía en el jardín y nunca volvió a sentirse sola.

Y cada vez que veía una estrella brillando en el cielo nocturno, recordaba su aventura con Marti y sonreía. Y así, Venus aprendió que no siempre es necesario buscar nuevos amigos lejos de casa porque los mejores amigos están ahí mismo, esperando ser descubiertos entre las flores del propio jardín.

abrupto

FIN.

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