La flor salvadora de Lita


Había una vez en un pequeño pueblo costero llamado Bahía Azul, una niña muy especial llamada Lita. Lita era conocida por su amor por la naturaleza y su curiosidad sin límites.

Desde muy pequeña, se pasaba horas explorando el bosque cercano a su casa y jugando en la playa con las olas del mar. Un día, mientras caminaba por la orilla del mar, Lita encontró una flor muy peculiar.

Tenía pétalos de todos los colores del arcoíris y desprendía un aroma dulce y envolvente. Sin dudarlo, Lita decidió llevársela a casa y cuidarla con todo su amor. "¡Mamá, mira qué hermosa flor encontré en la playa! ¿Puedo ponerla en mi habitación?" -dijo emocionada Lita.

Su mamá sonrió al ver la alegría de su hija y asintió con cariño.

La flor se convirtió en el tesoro más preciado de Lita, quien le hablaba todas las noches antes de dormir y le contaba sus secretos más profundos. Con el paso de los días, algo extraordinario comenzó a suceder: cada vez que Lita regaba la flor con agua de mar, esta crecía un poco más y brillaba con luz propia.

Intrigada por este fenómeno mágico, Lita decidió llamar a su nueva amiga "Flor Mar". Una tarde tormentosa, Bahía Azul se vio sacudida por una fuerte tormenta que amenazaba con inundar el pueblo entero.

La gente corría de un lado a otro buscando refugio, pero Lita tenía algo diferente en mente. "Flor Mar, sé que eres valiente y fuerte. ¿Nos ayudas a proteger a nuestro pueblo?" -le susurró al oído mientras acariciaba sus pétalos multicolores.

Para sorpresa de todos, la flor comenzó a desprender destellos brillantes que iluminaron todo el cielo oscuro. De repente, las olas furiosas se calmaron y el viento dejó de soplar con tanta fuerza.

La tormenta se disipó lentamente gracias al poder de Flor Mar y al coraje de Lita. Desde ese día, Lita fue reconocida como la heroína de Bahía Azul y Flor Mar como la protectora del pueblo.

Juntas enseñaron a todos que incluso las cosas más pequeñas y aparentemente frágiles podían tener un gran impacto cuando se las cuida con amor y respeto.

Y así fue como Lita descubrió que dentro de ella misma también había una fuerza tan grande como el mar y tan brillante como el cielo estrellado: la fuerza del amor incondicional hacia todo lo que le rodeaba.

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