La flor solidaria

En el bosque rosa vivía una hermosa flor llamada Margarita, que era muy amiga de todos los animales que habitaban allí. Un día, Margarita encontró a un bebé perrito perdido y asustado en medio del bosque.

- ¡Oh no! ¿Qué haces aquí solito, pequeño cachorrito? -preguntó preocupada Margarita. El perrito, con ojitos tristes, le contó que se había separado de su mamá y no sabía cómo volver con ella.

La flor Margarita sintió mucha compasión por él y decidió ayudarlo a encontrar a su madre. - No te preocupes, yo te ayudaré a buscarla. Vamos juntos a recorrer el bosque -dijo la amable flor.

Así comenzaron su aventura juntos, recorriendo cada rincón del bosque rosa en busca de la mamá perrita. En el camino se encontraron con diferentes animales como mariposas coloridas, conejos saltarines y pájaros cantarines que los guiaban con sus pistas sobre el paradero de la madre del cachorro.

Después de un largo día de búsqueda, al caer la tarde divisaron a lo lejos a una perra preocupada buscando entre los árboles a su hijo perdido. El cachorrito reconoció inmediatamente a su mamá y corrió emocionado hacia ella ladrando felizmente.

- ¡Mamá! ¡Mamá! ¡Estoy aquí! -gritaba emocionado el pequeño perro. La mamá perrita corrió hacia él y lo abrazó tiernamente entre lamidas y alegría. Luego se acercó a Margarita para darle las gracias por cuidar de su bebé.

- Muchas gracias, querida flor Margarita. Gracias por traerme de vuelta a mi hijo sano y salvo -dijo la mamá perrita emocionada. - Ha sido un placer ayudarlos.

Siempre es importante estar ahí para nuestros amigos cuando más nos necesitan -respondió sonriente Margarita. Desde ese día, la amistad entre la flor Margarita y los perros del bosque rosa floreció aún más fuerte.

Todos aprendieron que con amor, solidaridad y trabajo en equipo se pueden superar cualquier obstáculo que se presente en el camino. Y así, juntos disfrutaban cada día en armonía en el mágico bosque rosa donde todo era posible si estaban unidos como verdaderos amigos.