La Fortaleza Anti-Monstruos


Alan era un niño muy feliz durante el día. Jugaba con sus juguetes, corría por el jardín y se divertía mucho con su familia. Pero cuando llegaba la noche, Alan tenía pesadillas que lo despertaban llorando.

- ¿Qué te pasa, Alan? - preguntó su mamá preocupada. - Tuve una pesadilla fea - respondió Alan entre sollozos. Su mamá lo abrazó y le dijo que no había nada de qué preocuparse.

Le explicó que las pesadillas eran sueños malos que a veces tenían los niños y los adultos, pero que no eran reales. - ¿No son reales? - preguntó Alan sorprendido. - No, mi amor.

Son como una película en tu cabeza mientras duermes - explicó su mamá. Pero aunque su mamá le explicaba esto todas las noches, Alan seguía teniendo pesadillas cada noche. Hasta que un día, mientras jugaba en el parque con otros niños, conoció a un conejito llamado Tito.

- Hola Alan, ¿cómo estás? - saludó Tito con una sonrisa amigable. - Hola Tito. Estoy bien pero tengo miedo de dormir porque tengo pesadillas todas las noches - confesó Alan tristemente.

Tito escuchó atentamente y luego le contó una historia: Había una vez un ratón llamado Pancho que también tenía muchas pesadillas por la noche. Se despertaba llorando y asustado igual que tú.

Pero un día decidió hacer algo al respecto: construyó una fortaleza en su habitación para protegerse de los monstruos de sus pesadillas. Puso almohadas y mantas en las ventanas y la puerta, y se sintió más seguro. - ¿Y funcionó? - preguntó Alan interesado. - Sí, funcionó muy bien.

Pancho ya no tenía miedo de dormir porque sabía que estaba protegido por su fortaleza - respondió Tito. Alan se emocionó con la historia y decidió construir su propia fortaleza en su habitación para protegerse de las pesadillas.

Con la ayuda de su mamá, puso almohadas y mantas en las ventanas y la puerta, como hizo Pancho el ratón. Esa noche Alan durmió tranquilo gracias a su fortaleza. Ya no tuvo pesadillas ni despertares llorosos.

Y así cada noche, antes de acostarse, construía su fortaleza para sentirse seguro durante toda la noche. La moraleja de esta historia es que siempre podemos buscar soluciones creativas a nuestros problemas para superarlos y sentirnos mejor.

Y que los amigos pueden ayudarnos mucho cuando estamos pasando por momentos difíciles.

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