La fortaleza de la amistad



Había una vez en la selva un elefante llamado Ernesto, que era conocido por ser el más fuerte y grande de todos.

Pero a pesar de su imponente apariencia, Ernesto tenía un gran corazón y siempre estaba dispuesto a ayudar a los demás animales. Un día, mientras caminaba por el bosque, Ernesto escuchó un llanto desesperado. Se acercó sigilosamente y descubrió que era un pequeño ratón atrapado en una telaraña.

Ernesto se agachó con cuidado para no lastimar al ratón y con su trompa logró liberarlo de la telaraña. El ratón estaba tan agradecido que decidió acompañar al elefante en sus aventuras.

A partir de ese momento, el ratón valiente se convirtió en el mejor amigo de Ernesto. A pesar de ser pequeño, tenía habilidades sorprendentes para trepar árboles y encontrar comida. Un día, mientras exploraban una parte desconocida del bosque, escucharon unos ruidos extraños provenientes de una cueva.

Curiosos como eran, decidieron investigar qué estaba pasando. Al entrar en la cueva, descubrieron que había un grupo de cazadores furtivos capturando animales exóticos para venderlos ilegalmente. Sin pensarlo dos veces, Ernesto y el ratón valiente idearon un plan para detenerlos.

El elefante utilizó su fuerza para mover grandes rocas e impedir la salida de los cazadores. Mientras tanto, el ratón se colaba entre las sombras y mordisqueaba las cuerdas que ataban a los animales, liberándolos uno a uno.

Los cazadores se dieron cuenta de lo que estaba sucediendo y comenzaron a perseguir al elefante y al ratón. Pero gracias a la rapidez del ratón valiente, lograron escapar por un estrecho camino en el bosque.

Mientras corrían, el ratón le dijo a Ernesto: "Amigo, aunque seas grande y fuerte, siempre necesitarás de mis habilidades para superar los obstáculos más pequeños". El elefante sonrió y asintió con la cabeza. Finalmente, lograron despistar a los cazadores y regresaron al corazón de la selva.

Los demás animales los recibieron como héroes y celebraron su valentía y astucia. Desde aquel día, Ernesto aprendió que no importa cuán grandes o fuertes seamos, siempre necesitaremos de otros para enfrentar los desafíos.

Y el ratón valiente comprendió que todos tenemos habilidades únicas que podemos utilizar para ayudarnos mutuamente. Así fue como esta inusual pareja demostró que la verdadera fortaleza radica en la amistad y en trabajar juntos.

Desde entonces, Ernesto y el ratón valiente siguieron protegiendo la selva junto a sus amigos animales, inspirando a todos con su ejemplo de compañerismo y coraje.

FIN.

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