La fortaleza de la amistad


En un pequeño pueblo rodeado de verdes praderas y altas montañas, vivían Ashur y Roma, dos mejores amigos inseparables que siempre estaban listos para vivir emocionantes aventuras. Les encantaba explorar los bosques mágicos cercanos y descubrir nuevos tesoros escondidos.

Un día, mientras caminaban por el bosque, se encontraron con un anciano sabio que les contó la historia de los tres cerditos.

Les explicó cómo cada cerdito construyó su casa: uno de paja, otro de madera y el último de ladrillos. Y cómo solo la casa de ladrillos resistió cuando el lobo feroz intentó derribarlas. Ashur y Roma escucharon atentamente la historia y comprendieron la importancia del trabajo duro, la perseverancia y la confianza en uno mismo.

Decidieron entonces embarcarse en una misión para demostrar que juntos podían lograr cualquier cosa. "¡Vamos a construir nuestra propia fortaleza como los cerditos!", exclamó Ashur emocionado. "¡Sí! Será genial", respondió Roma con entusiasmo.

Así que buscaron materiales resistentes en el bosque y se pusieron manos a la obra. Día tras día trabajaron juntos, levantando paredes, colocando piedra sobre piedra con dedicación y esfuerzo.

A medida que avanzaban en su construcción, su amistad se fortalecía aún más. Finalmente, después de mucho trabajo arduo, lograron terminar su hermosa fortaleza hecha de brillantes cristales mágicos que relucían bajo el sol. Estaban orgullosos de su creación y sabían que nada podría derribarla.

Pero justo cuando terminaron, un oscuro nubarrón se acercaba al pueblo trayendo consigo al temido lobo feroz. El cielo se oscureció y un fuerte viento soplaba amenazadoramente. "¡El lobo viene hacia aquí!", gritó Roma asustada. "No importa", dijo Ashur con determinación.

"Confío en nuestra fortaleza y en nuestra amistad". El lobo llegó rugiendo con fuerza, intentando derribar la fortaleza con sus poderosas garras.

Pero por más que lo intentara, no pudo hacerle ni siquiera una grieta a las sólidas paredes de cristal. Finalmente, frustrado y cansado, el lobo desapareció entre los árboles mientras Ashur y Roma celebraban su victoria abrazados. "¡Lo logramos gracias a nuestra unión y trabajo duro!", exclamó Roma feliz. —"Exacto" , asintió Ashur sonriente.

"La confianza en nosotros mismos nos hizo invencibles".

Desde ese día en adelante, Ashur y Roma siguieron viviendo nuevas aventuras pero siempre recordando la lección aprendida: que con amor, bondad, trabajo duro e inquebrantable confianza en sí mismos podrían superar cualquier desafío que se les presentara en el camino.

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