La fresa compartida



En el bosque de la Patagonia, vivían un pingüino llamado Pichi, un pájaro llamado Pirincho, y un búho llamado Ñacurutú. Un día, Pichi encontró una deliciosa fresa roja y decidió comérsela. Pero cuando se acercó, Pirincho también voló hacia la fresa, y empezaron a picotearse para ver quién se la quedaba. Mientras tanto, Ñacurutú terminaba de ducharse en el arroyo. Al salir, vio la pelea y decidió hacer algo al respecto.

- ¡Paren, paren, no peleen! - dijo Ñacurutú, con su sabia voz de búho. - No tiene sentido pelear por algo tan pequeño cuando podemos compartirlo entre todos.

Pichi y Pirincho se detuvieron y miraron al búho sorprendidos. Habían estado tan concentrados en su pelea que no se habían dado cuenta de la presencia de Ñacurutú. Después de reflexionar un momento, los tres animales decidieron seguir el consejo del búho y compartieron la fresa. Cada uno obtuvo un pedacito y se sentaron juntos en el suelo del bosque.

Mientras saboreaban la dulce fresa, Pichi, Pirincho y Ñacurutú conversaban animadamente y se daban cuenta de lo divertido que era compartir. A partir de ese día, los tres amigos recordaron la lección de Ñacurutú y se comprometieron a compartir y trabajar juntos para que todos en el bosque tuvieran lo que necesitaban. Desde entonces, se volvieron inseparables, explorando el bosque juntos, ayudándose mutuamente y compartiendo no solo comida, sino también risas y amistad.

Y así, gracias a la sabiduría del búho Ñacurutú, aprendieron una valiosa lección sobre la importancia de la cooperación, la amistad y la generosidad. Después de todo, las cosas compartidas siempre saben mejor.

FIN.

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