La frutera amable
Había una vez tres hermanitos llamados Benicio, Catalina y Felicitas. Ellos eran muy unidos y les encantaba jugar juntos todo el tiempo. Pero tenían un problema...
¡no les gustaba comer verduras! Su mamá siempre les decía lo importante que era comer bien para crecer fuertes y sanos, pero ellos no le hacían caso. Preferían las golosinas y la comida chatarra.
Un día, mientras jugaban en el parque, se encontraron con una señora muy amable que vendía frutas y verduras frescas. Los hermanitos se acercaron a curiosear los productos de la señora. "- ¿Qué es esto?" preguntó Benicio señalando un brócoli.
"- Es un brócoli, es muy rico en vitaminas y te ayudará a tener huesos fuertes" respondió la señora sonriendo. Catalina miró una zanahoria con desconfianza: "- No me gusta mucho el sabor de las zanahorias...
"La señora le explicó que si cocinaba las zanahorias de diferentes maneras podía encontrar alguna forma que le gustara más: al horno, salteadas o en puré.
Felicitas estaba interesada en unas hojas verdes: "- ¿Para qué sirve esto?""- Es una lechuga, es buena para tu piel y ayuda a mantener tu cuerpo hidratado" explicó la señora mientras cortaba unas hojas para mostrarle a Felicitas. Los hermanitos quedaron asombrados por todas las propiedades saludables de las frutas y verduras que vendía la señora. Decidieron comprar algunas verduras para llevarlas a casa e intentar cocinarlas de diferentes maneras.
Llegaron a casa y le explicaron a su mamá todo lo que habían aprendido. Juntos, prepararon una ensalada con las verduras que habían comprado y la probaron.
Para sorpresa de los hermanitos, ¡les gustó mucho! A partir de ese día, comenzaron a incluir más frutas y verduras en su dieta diaria. Descubrieron nuevas formas de cocinarlas y se divirtieron probando diferentes recetas saludables.
Los hermanitos se dieron cuenta de que comer bien no tenía por qué ser aburrido o desagradable. Aprendieron a disfrutar de la comida saludable y descubrieron que les hacía sentir mejor consigo mismos.
Así fue como Benicio, Catalina y Felicitas aprendieron la importancia de una alimentación equilibrada para crecer fuertes y sanos, mientras se divertían jugando juntos cada día.
FIN.