La Fuente Mágica



Era un día radiante en el Bosque de la Alegría, y Tomy, un conejo de orejas largas y pelaje blanquecino, estaba saltando felices entre las flores. Su mejor amigo, Pedro, un zorro de pelaje naranja brillante, se acercó con una sonrisa traviesa.

"¡Hola, Tomy!" - saludó Pedro moviendo su cola emocionado.

"¡Hola, Pedro! ¿Qué te trae por aquí?" - preguntó Tomy, dando un salto hacia su amigo.

"He escuchado rumores sobre una fuente de aguas mágicas que cumple deseos. ¿Te gustaría buscarla?"

"¡Eso suena increíble! Pero, ¿dónde está?" - inquirió Tomy, con sus ojos brillando de emoción.

Pedro extendió una pata hacia un viejo mapa que tenía.

"Este mapa dice que se encuentra al otro lado de la Montaña Susurrante. Podemos encontrarla si comenzamos hoy. ¿Estás listo para la aventura?"

"¡Siempre estoy listo para una aventura! Vamos, Pedro!"

Así, los dos amigos comenzaron su travesía, repletos de entusiasmo. Un poco más adelante, se encontraron con un río caudaloso que cortaba su camino.

"¿Cómo lo cruzamos?" - se preguntó Tomy, mirando a su alrededor.

"Yo tengo una idea. ¿Y si construimos un puente con esas ramas?" - sugirió Pedro, señalando unas ramas caídas cerca del río.

Los dos se pusieron a trabajar. Después de mucho esfuerzo, lograron construir un puente lo suficientemente estable para cruzar. Al llegar al otro lado, Tomy se sintió orgulloso.

"¡Lo hicimos! Somos un gran equipo, Pedro."

Sin embargo, su alegría no duró mucho, ya que un gran nublado cubrió el sol y el viento comenzó a soplar fuerte, trayendo consigo lluvia.

"¡Oh no! Está lloviendo!" - gritó Tomy, asustado.

"Calma, amigo. Vamos a refugiarnos bajo ese árbol grande" - dijo Pedro, señalando un árbol frondoso.

Una vez bajo el árbol, mientras esperaban a que la lluvia pasara, Pedro comenzó a pensar en la fuente mágica.

"¿Qué deseo pedirías si encontramos la fuente?" - preguntó Pedro.

"Me gustaría tener una gran biblioteca llena de historias. Siempre he soñado con leerlas todas. ¿Y vos?"

"Yo desearía que todos los animales del bosque respeten el lugar donde viven. ¡Sería genial!"

Cuando la lluvia finalmente cesó, los amigos continuaron su camino. Después de unas horas, llegaron a la Montaña Susurrante. Con muchas piedras y arbustos, la montaña parecía impresionante.

"¿Por dónde subimos?" - se preguntó Tomy, mirando hacia las altas cumbres.

"Sigamos el sendero de flores que se ve allí, yo creo que nos guiará hacia la cima" - respondió Pedro entusiasmado.

Mientras subían, encontraron varios animales que les dieron algunos consejos.

"¡No se olviden de divertirse y disfrutar el viaje!" - les gritó un pajarito volando cerca.

"¡Y no tengan miedo de pedir ayuda si lo necesitan!" - añadió una tortuga anciana que paseaba.

"Gracias, amigos! Nos lo tomaremos en cuenta" - respondieron Tomy y Pedro juntos.

Finalmente, después de escalar arduamente, llegaron a la cima, donde encontraron la famosa fuente mágica. El agua brillaba como si estuviera llena de estrellas.

"¡Mirá! ¡Es hermosa!" - exclamó Tomy, atónito por la belleza del lugar.

"¡Es el momento! ¿Quieres que lo hagamos juntos?" - sugirió Pedro, emocionado.

"Sí, vamos a pedir nuestros deseos juntos" - contestó Tomy.

Ambos se acercaron a la fuente y cerraron los ojos.

"Yo deseo tener una biblioteca llena de historias" - pidió Tomy con fervor.

"Y yo deseo que todos los animales respeten su hogar" - agregó Pedro con determinación.

Al abrir los ojos, el agua de la fuente comenzó a brillar aún más, y una voz suave resonó en el aire.

"Los deseos se cumplen cuando hay un corazón puro. Pero, recuerden, lo más importante de la aventura es el camino, las lecciones aprendidas y la amistad."

Tomy y Pedro se miraron, comprendiendo que más allá de los deseos, lo que realmente habían encontrado en su búsqueda era el valor de compartir experiencias y ayudar a los demás.

"Gracias, fuente mágica. Lo recordaremos siempre" - dijeron al unísono vieron como una lluvia de luces llenaba el lugar.

De regreso a casa, Tomy y Pedro compartieron toda su aventura con los habitantes del bosque, enseñándoles las lecciones vividas y recordándoles la importancia de cuidarse entre ellos y el entorno.

Y así, Tomy y Pedro se convirtieron en los mejores narradores del bosque, llevando alegría y enseñanzas a todos.

Y colorín colorado, esta historia se ha acabado.

FIN.

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