La Fuente Mágica de Villa Feliz


Había una vez un pequeño pueblo llamado Villa Feliz, donde todos los habitantes vivían felices y en armonía. Sin embargo, había un problema que aquejaba a la comunidad: la falta de agua potable.

Los niños del pueblo, cansados de tener que caminar largas distancias para conseguir agua limpia, decidieron buscar una solución. Se reunieron en el parque central y comenzaron a debatir sobre qué podían hacer al respecto. En ese momento, apareció un sorro llamado Santi.

Los niños se sorprendieron al verlo porque nunca antes habían visto uno. Santi era pequeño y animal, con grandes ojos brillantes y una sonrisa amigable. - ¡Hola chicos! ¿Qué están haciendo aquí? -preguntó Santi curioso.

- Estamos buscando una solución para nuestro problema con el agua potable -respondió Martina, la niña más valiente del grupo. Santi se acercó a ellos y les contó sobre su habilidad especial.

Resulta que los sorros tenían la capacidad de encontrar fuentes subterráneas de agua. Pero también les advirtió que solo podía usar esta habilidad si confiaban plenamente en él. Los niños reflexionaron un momento y llegaron a la conclusión de que no tenían nada que perder.

Así que decidieron confiar en Santi y seguirlo hasta donde los llevara. Durante varios días, el grupo recorrió montañas y bosques siguiendo las indicaciones de Santi.

A veces parecía como si estuvieran perdidos, pero siempre encontraban pistas ocultas en el paisaje que los guiaban por el camino correcto. Finalmente, llegaron a una cueva profunda en el corazón de la montaña. Santi les aseguró que allí encontrarían una fuente subterránea de agua potable. - ¡Vamos chicos, confíen en mí! -exclamó Santi con entusiasmo.

Los niños se agarraron de las manos y descendieron cuidadosamente por la cueva. A medida que bajaban, podían oír el sonido del agua corriendo cada vez más fuerte.

Cuando llegaron al final, se encontraron con un majestuoso manantial de agua cristalina. Estaban maravillados por el descubrimiento y no podían creer lo afortunados que eran. Desde ese día, Villa Feliz nunca volvió a tener problemas con el agua potable.

Los habitantes estaban agradecidos con los valientes niños y su nuevo amigo sorro, Santi. La historia de cómo los niños confiaron en un sorro para solucionar sus problemas se convirtió en un ejemplo inspirador para todos en el pueblo.

Aprendieron que trabajar juntos y confiar plenamente en alguien puede llevarlos a grandes logros. Y así, gracias a la valentía de los niños y la ayuda desinteresada de Santi, Villa Feliz continuó siendo un lugar donde reinaba la felicidad y la armonía entre sus habitantes.

Y todo esto fue posible gracias a UN SORRO llamado Santi.

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