La fuerza de Amparo



Había una vez en un pequeño colegio de Buenos Aires, una niña llamada Amparo. Era una chica alegre, siempre sonriendo y dispuesta a ayudar a los demás. Sin embargo, había algo que la hacía diferente: era un poco más baja que sus compañeros y tenía un lindo peinado con dos coletas que le daban un aire especial. Esto no pasó desapercibido para algunos de los chicos mayores, quienes se reían y le decían cosas crueles.

Un día, mientras todos estaban en el recreo, un grupo de niños comenzó a gritarle: "¡Mirala a Amparo, la enanita de las coletas!". Amparo, sintiéndose herida, se alejó de todos y se fue a sentar sola debajo de un árbol. Su mejor amiga, Sofía, la encontró y se sentó a su lado.

"No les hagas caso, Amparo. Ellos no ven lo especial que sos"- le dijo Sofía, tratando de consolarla.

"Pero me duele, Sofía. ¿Por qué no pueden dejarme tranquila?"- respondió Amparo con una voz temblorosa.

Sofía pensó por un momento y tuvo una gran idea.

"¿Y si organizamos un show de talentos en la escuela? Así todos pueden mostrar sus habilidades y ver lo hermoso que es que seamos diferentes"- propuso.

"¡Esa es una gran idea! Pero... ¿y si se ríen de mí?"- se preocupó Amparo.

"No lo harán, ¡confía en mí!"- la animó Sofía.

Después de mucho pensarlo, Amparo decidió participar y preparó una hermosa canción que había aprendido en casa. Durante las semanas siguientes, muchas personas se unieron al proyecto y empezaron a practicar. Cada día era más divertido y emocionante, pero los chicos que se burlaban de Amparo seguían molestándola. Ella entendió que tenía que ser valiente, así que siguió adelante.

El día del show llegó. Todos estaban emocionados, pero Amparo estaba muy nerviosa. Cuando llegó su turno, su corazón latía a mil por hora. Subió al escenario y vio a sus compañeros en la audiencia. Se sintió pequeña, pero recordó el apoyo de Sofía y de los demás amigos que habían trabajado duro para ese momento.

Al comenzar a cantar, su voz resonó con dulzura. La música llenó el aire y, poco a poco, la negación de los otros chicos se transformó en admiración. Cuando terminó su presentación, el público estalló en aplausos.

"¡Bravo, Amparo!"- gritaron muchos de sus compañeros, sorprendidos por su talento.

"No sabía que eras tan buena!"- dijo uno de los chicos que se burlaban de ella.

Amparo, con una gran sonrisa en su rostro, bajó del escenario y se dirigió a ellos.

"Gracias. Todos tenemos algo especial. Solo hay que dar la oportunidad a los demás de mostrarlo"- les respondió.

"Lo sentimos, no debimos haberte tratado así"- dijo uno de los chicos, reflexionando sobre sus acciones. Desde ese día, los niños dejaron de molestar a Amparo. Aprendieron que cada uno es único y que eso es lo que los hace especiales. Amparo encontró una nueva fuerza dentro de sí misma y, con el apoyo de sus amigos, se convirtió en un ejemplo de valentía y empatía para todos en el colegio.

A partir de ese momento, en el colegio de Amparo se instauraron charlas sobre el bullying y la importancia de respetar a cada compañero. La alegría y el respeto florecieron en la escuela, gracias a una valiente niña con coletas que decidió levantarse y mostrar al mundo su luz. Y así, Amparo no solo cambió su historia, sino también la de muchos otros, demostrando que ser diferente es algo para celebrar.

FIN.

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