La fuerza de la amistad


Juanito estaba emocionado porque por fin había llegado el día de jugar al fútbol con sus amigos en la plaza del barrio.

Se puso su camiseta favorita, agarró su pelota y salió corriendo hacia la canchita, donde ya lo estaban esperando Tomás, Martín, Sofía y Valentina. - ¡Hola Juanito! ¿Estás listo para ganar hoy? -le preguntó Martín con una sonrisa. - ¡Claro que sí! Hoy vamos a darlo todo en la cancha -respondió Juanito, emocionado.

El partido comenzó y todos los chicos corrían detrás de la pelota con mucha energía. Juanito se deslizaba por el césped intentando robarle la pelota a sus amigos y hacer un gol.

Pero de repente, en medio del partido, tropezó con una piedra y cayó al suelo. - ¡Ay! me lastimé el tobillo -dijo Juanito mientras se agarraba el pie con dolor. Sus amigos se acercaron preocupados y le preguntaron si estaba bien.

- Tranquilos chicos, creo que solo es un golpe. Déjenme descansar un poco aquí en el banco y después sigo jugando -les dijo Juanito tratando de no preocuparlos. Pero cuando intentó pararse, sintió un fuerte dolor en su tobillo que lo hizo caer nuevamente al suelo.

En ese momento, Sofía tuvo una idea brillante. - ¡Esperen! Tengo una botella de agua fría en mi mochila.

Vamos a ponerle hielo en el tobillo a Juanito para que se sienta mejor -propuso Sofía mientras sacaba la botella de agua fría. Los amigos ayudaron a Juanito a colocarle hielo en el tobillo hinchado y le dieron ánimos para que se recuperara pronto.

Mientras tanto, decidieron seguir jugando pero esta vez formaron equipos mixtos para que todos pudieran participar sin importar si estaban lesionados o no. Cuando Juanito se sintió un poco mejor, decidió volver a la cancha para animar a sus amigos desde afuera.

Y fue así como descubrió que también podía disfrutar del fútbol aunque no pudiera jugar físicamente en ese momento. Al finalizar el partido, los chicos se reunieron alrededor de Juanito para decirle cuánto lo admiraban por su actitud positiva frente a la adversidad.

- ¡Gracias por enseñarnos que nunca hay que rendirse y siempre hay formas de divertirse juntos! -exclamó Valentina abrazando a Juanito con cariño.

Y así terminó aquel día inolvidable en la plaza del barrio, donde los verdaderos valores de la amistad y la solidaridad brillaron más allá del resultado de un simple partido de fútbol.

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