La Fuerza de la Amistad
En un colegio llamado Cecyteh, donde los sueños se forjaban y las risas llenaban los pasillos, dos amigos, Fernanda y Miguel, enfrentaban un desafío cada día. Ambos tenían hermosos tonos de piel morena, que representaban su rica herencia. Sin embargo, había cuatro compañeros, Fredy, Carla, Alex y Mario, que no entendían lo valioso de la diversidad.
Una mañana, mientras todos estaban reunidos en el patio, Fredy empezó a reírse de Fernanda.
"Esa piel brillante como una aceituna, ¿qué le pasó a tu bronceado?" - dijo entre risas.
Carla se unió a él, haciendo comentarios crueles.
"Sí, Fernanda, deberías quedarte un poco más al sol, a ver si te pones un poco más clara!" - agregó.
Miguel, atento a la situación, sintió que un nudo se formaba en su garganta.
"Chicos, ¡basta! No está bien lo que están haciendo." - intentó decir. Pero su voz se perdió entre las risas de los otros.
Sin embargo, siempre estaba David, su amigo leal, quien no dudó en interponerse.
"¡Eh! ¡No se pasen! Fernanda y Miguel son increíbles tal como son. No hay nada de malo en su color, y ustedes deberían aprender a respetar a los demás."
Los matones quedaron sorprendidos. No estaban acostumbrados a que alguien se opusiera a ellos.
"¿Y a vos qué te importa, David?" - preguntó Alex, intentando intimidarlo.
"Me importa porque somos amigos, y como amigos debemos cuidarnos mutuamente. Ustedes no tienen derecho de hacerles sentir mal."
Luego de esa intervención, David se acercó a Fernanda y Miguel.
"Chicos, no se dejen llevar por lo que dicen. Ustedes son fabulosos como son."
Fernanda sonrió.
"Gracias, David. A veces me siento impotente, pero tus palabras me hacen sentir mejor."
Miguel asintió.
"Sí, no sé qué haríamos sin vos."
Con el tiempo, los comentarios hirientes empezaron a disminuir. La valentía de David inspiró a otros compañeros a apoyarlos. Un día, decidieron organizar una actividad sobre la diversidad y la aceptación en el aula.
"Podemos contarle a la clase sobre nuestras culturas, sobre lo que nos hace únicos" - sugirió Miguel.
"Y haré una presentación sobre nuestros héroes de la historia que son como nosotros" - agregó Fernanda.
Cuando llegó el día de la presentación, el aula estaba llena de curiosidad. Fernanda y Miguel, junto con David, tomaron la palabra.
"Hoy estamos aquí para celebrar la diversidad y aprender a ser más inclusivos" - comenzó Fernanda.
"Hay muchas cosas que podemos compartir y aprender unos de otros, solo hay que abrir la mente y el corazón" - continuó Miguel.
Los otros compañeros, incluyendo a Fredy, Carla, Alex y Mario, prestaron atención. Cuando culminó la presentación, David dijo:
"Es hora de romper barreras. A partir de hoy, todos somos responsables de cuidarnos y respetarnos. La diversidad nos hace más fuertes."
La sala estalló en aplausos. Algo había cambiado. Las risas no eran más sobre burlas, sino sobre la alegría de aprender juntos.
Meses después, Fredy se acercó a Fernanda.
"Lo lamento, Fernanda. No debería haberte tratado así. Aprendí que somos diferentes, pero eso es lo que nos hace especiales. ¿Puedo ser tu amigo?"
Fernanda, sorprendida pero feliz, respondió.
"Claro, siempre hay espacio para nuevos amigos, Fredy. Todos podemos aprender juntos."
Así, en el colegio Cecyteh, la lección más importante que aprendieron fue que la verdadera fuerza de la amistad es la aceptación, y que todos, sin importar su color o apariencia, merecen ser tratados con respeto y cariño. Desde aquel día, la diversidad brilló con más fuerza que nunca, y el bullying se convirtió en una historia del pasado.
FIN.