La fuerza de la amistad en el bosque encantado



Había una vez en un bosque encantado tres amigos muy especiales: el conejo Saltarín, la ardilla Traviesa y el zorro Astuto. Los tres se llevaban de maravilla y siempre estaban juntos compartiendo aventuras y risas.

Un día, mientras jugaban cerca de un arroyo cristalino, apareció la serpiente Engañosa. La serpiente era muy astuta y sabía cómo manipular a los demás con sus palabras venenosas.

Al ver a los tres amigos tan felices juntos, decidió acercarse para sembrar la discordia entre ellos. "Hola, queridos amigos", dijo la serpiente con voz melosa. "He estado observando lo bien que se llevan ustedes tres. Pero me temo que hay un problema...

"El conejo Saltarín, la ardilla Traviesa y el zorro Astuto se miraron confundidos, sin entender qué quería decir la serpiente. "¿Qué problema podría haber entre nosotros?", preguntó el zorro Astuto con recelo. La serpiente sonrió con malicia y comenzó a tejer su red de mentiras y manipulaciones.

Les dijo al conejo que la ardilla hablaba mal de él a sus espaldas, a la ardilla que el zorro planeaba traicionarla, y al zorro que el conejo le tenía envidia por su astucia.

Los tres amigos empezaron a dudar unos de otros, creyendo las palabras venenosas de la serpiente Engañosa. De repente, lo que antes era una amistad sólida se convirtió en desconfianza y resentimiento.

Día tras día, las mentiras de la serpiente fueron separando cada vez más a los amigos. El conejo ya no jugaba con la ardilla, la ardilla evitaba al zorro, y el zorro se sentía solo y triste por haber perdido a sus compañeros.

Un día, cansados de pelearse sin razón aparente, decidieron confrontar a la serpiente Engañosa. Descubrieron sus maquinaciones malévolas y comprendieron que habían caído en una trampa peligrosa. "¡Basta ya! No permitiremos que nos sigas separando con tus mentiras!", exclamaron los tres amigos al unísono.

Con valentía y sinceridad lograron superar las artimañas de la serpiente Engañosa, reconociendo que su verdadera fuerza residía en su amistad sincera y en apoyarse mutuamente en todo momento.

Desde aquel día, el conejo Saltarín, la ardilla Traviesa y el zorro Astuto aprendieron que las relaciones tóxicas pueden dañarnos profundamente si permitimos que las mentiras nos dividan. Se prometieron siempre hablar honestamente entre ellos para resolver cualquier conflicto sin necesidad de intermediarios malintencionados como la serpiente Engañosa.

Y así fue como volvieron a disfrutar juntos del bosque encantado lleno de paz y armonía.

FIN.

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