La fuerza de la amistad en Villa Esperanza


Había una vez en un bello pueblo llamado Villa Esperanza, donde vivían cuatro amigos inseparables: Martina, Juan, Sofía y Tomás. Juntos formaban un equipo imbatible que siempre se apoyaba mutuamente en todo lo que hacían.

Un día, mientras jugaban en el parque, escucharon gritos provenientes de la plaza central. Corrieron hacia allí y vieron a un grupo de niños rodeando a Lucas, un niño nuevo en el pueblo. Estaban burlándose de él y empujándolo sin ninguna razón.

Martina se acercó valientemente y les dijo: "¡Basta! ¿Por qué están molestando a Lucas? Él es bienvenido aquí como todos nosotros". Los otros tres amigos asintieron con determinación y rodearon a Lucas para protegerlo.

Los niños que estaban molestando a Lucas se rieron con malicia y dijeron: "Si quieren defenderlo, tendrán que enfrentarse a nosotros en una competencia. Si ganan, dejaremos de molestarlo". Juan miró a sus amigos con determinación y dijo: "Estamos listos para cualquier desafío.

Aceptamos su competencia". Así fue como acordaron realizar una serie de pruebas físicas al día siguiente para determinar quién sería el ganador.

Al llegar el día de la competencia, los cuatro amigos se prepararon mentalmente y dieron lo mejor de sí en cada prueba. Hubo carreras, saltos, lanzamiento de pelotas e incluso pruebas de ingenio.

A pesar de los obstáculos presentados por los otros niños, Martina, Juan, Sofía y Tomás demostraron su gran trabajo en equipo y lograron superar cada desafío con éxito. Finalmente llegó la última prueba: una carrera de relevos donde debían pasar un testigo entre ellos antes de cruzar la meta.

Los otros niños iban adelante por unos metros pero al momento del relevo tropezaron entre ellos cayendo al piso permitiendo que Martina pasara adelante tomando la delantera seguida por Juan Sofía Y Tomas quienes cruzaron juntos la meta tomados fuertemente las manosAl finalizar la competencia, los otros niños reconocieron que habían sido injustos con Lucas y le pidieron disculpas sinceramente.

Desde ese día en adelante todos jugaron juntos sin importar diferencias o prejuicios.

La moraleja de esta historia es que cuando nos unimos con amistad solidaridad apoyo mutuo podemos superar cualquier obstáculo injusticia o desafío que se nos presente fortaleciendo nuestros vínculos humanos construyendo relaciones sanas basadas en valores positivos promoviendo siempre el respeto hacia los demás

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